07.

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VANESSA.

Abro los ojos sintiendo el peso de algo sobre mí, miro hacia abajo y es un brazo lleno de tatuajes, me doy vuelta y noto que estoy en una habitación diferente. Miro hacia el lado y suspiro aliviada dándome cuenta de que es Erick.

Tomo su brazo despacio y lo quito de mi cintura, me intento mover pero él vuelve a abrazarme y se apega más a a mí.

Me quedo quieta sintiendo sus manos en mi estómago y su respiración en mi nuca.

— Buenos días. — murmura en mi oído y me estremezco.

— Hola. — murmuro y tomo sus manos alejándolas de mi cuerpo.

Levanto las mantas y me siento en la cama estirando mis brazos hacia arriba.

— Hace mucho tiempo que no veía tu tatuaje. — dice y bajo rápidamente mis brazos tapando el tatuaje con mi polera nuevamente.

Lo escucho reír y me levanto mirándolo nerviosa, está sin polera, aparto la mirada y juego con mis manos.

— ¿En dónde estamos?.

— En mi departamento. — pasa sus manos por su cabello desordenándolo más.

— ¿En Antofagasta?.

— Sip. — me dice y se levanta saliendo de la cama.

Lo veo caminar por la habitación y solo me quedo observando sus tatuajes, están por todos lados.

Abre las cortinas y cierro los ojos cuando la luz del sol me llega directo, me doy vuelta y busco mi mochila.

— ¿Cómo llegué hasta acá?. — lo miro y levanto mi bolso del suelo. — Lo único que me acuerdo es que me quedé dormida en el auto.

— Si, estabai raja, te traje en brazos. — lo miro sorprendida.

— ¿En serio?.

— Si. — me mira y me sonríe. — Me iré a bañar y después voy a comprar algo para el desayuno.

— Puedo ir yo. — dejo mi bolso sobre la cama.

— No conoces ésta ciudad.

— Ay, verdad. — me rio despacio y abro el bolso. — ¿Puedo acompañarte?.

— Sí, obvio, pero si quieres vamos a recorrer más tarde.

— Bueno. — asiento y saco mis cosas del bolso.

Lo veo salir de la habitación, luego escucho una puerta cerrarse y el agua de la ducha.

Saco un pantalón que guardé y otra polera, es lo único que me queda de ropa limpia, no alcancé a sacar más. Dejo la ropa doblada encima de la cama y voy a la sala de estar viendo todo.

Es muy grande el espacio, parece una casa, voy hacia el gran ventanal y abro las cortinas, miro hacia afuera y quedo con la boca abierta admirando la vista.

Salgo al balcón y me pongo en la orilla viendo el mar, es hermoso. Me siento en una de las sillas de la terraza y me apoyo en la baranda aún con la vista en el océano.

Escucho que el ventanal se abre y miro hacia el Erick, está solo con una toalla rodeándole la cintura y gotitas de agua caen por su pecho lleno de dibujos.

Él se queda mirándome y aparto la mirada viendo nuevamente el mar.

— Es hermoso. — le digo.

— Lo es. — me dice. — Me visto y voy a comprar.

Asiento y sigo mirando el mar. Cinco minutos después lo escucho salir del departamento y yo sigo mirando todo.

El Mino De Los Tatuajes. [Erick Pulgar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora