Epílogo

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El hígado de Harry nunca llegó, era cierto aquello que la había dicho a Emma, su tipo de sangre era muy difícil de encontrar, aún así Emma nunca perdió la esperanza y eso era lo que más Harry amaba de ella, su corazón siempre esperó también, hacia la luz, hacia la vida, otro milagro de la primavera.

Emma creció, se casó y tuvo hijos, fue feliz dentro de lo que cabe y su carrera musical prosperó más de lo que había pensado que lo haría; pero todos los años llega esa fecha que no quiere recordar, la fecha en la cual tuvo que despedirse de Harry para siempre, de su sonrisa, de su calidez, de su dulzura aquel día de aquel frío invierno la dejó.

Harry por su lado no creció más, no pudo ser médico, no pudo ver a los hijos de su hermano pequeño y no pudo vivir la vida que le hubiera gustado vivir al lado de Emma.

Perdóname por ir así buscándote

tan torpemente,

dentro de ti.

Perdóname el dolor, alguna vez.

Es que quiero sacar de ti tu mejor tú.

Y Emma lo sabía, ella sabía que Harry había sido el único capaz de sacar lo mejor de ella y seguramente nunca encontraría a nadie tan mágico como él lo era.

F I N.

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