Prefacio.

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Se colocó en una silla en frente mía, no lo conocía pero su cara me infundía seguridad, además tumbado en aquella cama de hospital estaba bastante aburrido, no me vendría mal un poco de charla y compañía.

- ¿Y bien?, ¿Harry, no? -preguntó colocándose sus gafas de visión.

A juzgar por su cara era un hombre mayor, un poco deteriorado, podía decir que era una especie de vagabundo, pero a penas le conocía, no puedo juzgar a un libro por su portada.

- Sí, soy yo, ¿y usted es..? - dejé espacio para que respondiera a mi pregunta.

- Christian, llámame Cris, si te parece mas fácil, he visto que estas aquí, tal vez un poco aburrido, yo también lo estoy así que vengo a hacerte un poco de compañía. ¿Quieres que hablemos de algo?

La primera impresión que debería de tener con un desconocido que quisiera saber de mi vida debería ser diferente a la que tuve con Cris, pero algo en él me recordaba ligeramente a alguien.

- Hay algo de lo que siempre he querido hablar con alguien -dije.

- ¿Y qué es?

- Es acerca de la mejor experiencia que he pasado en mi vida.

- ¿Tiene que ver algo con una chica? -pregunto enarcando una ceja.

Sonreí, la verdad es que giraba todo en torno a una chica y a mi débil salud.

- Si, es sobre una chica, Emma, pero.. - sacudí mi cabeza- no querrás escuchar las desventuras y el desamor de un chico moribundo como yo.

- Tengo todo el tiempo del mundo, y tu no te moverás tampoco de ahí -dijo señalando los tubos que controlaban mis funciones vitales.

- Tienes razón -dije encogiéndome de hombros - todo esto empezó un año atrás.

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