✺Capítulo 22

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Veinte minutos, sólo veinte minutos, o tal vez menos, ya ni sabía en que día estaba, el ambiente había cambiado, el lugar se iba llenando poco a poco, sólo sé que reía y que intentaba dar lo mejor de mí para conocer un poco más a la gente que me rodeaba.

- Eres incluso más simpático cuando se te conoce más - comentó Louis.

- Suelo ser simpático - dije sonriendo.

Intenté controlar la situación y hacer amigos así que empecé a preguntarles sobre sus vidas.

- ¿Qué haréis después del instituto? - pregunté.

- Yo quiero ser cantante, y Louis, él se ha tomado un año libre después de terminar el instituto, se supone que este año irá a la universidad - dijo Niall.

- ¿Cantante?, ¿sabes cantar bien? - cuestioné la opción de Niall.

- Claro, voy a cantarte algo.

- ¡No!, Niall, no ahora, por favor, ese es tu hobby y lo tienes que hacer mientras estés solo y no aquí - se adelantó Louis - ¿y tú?, ¿Qué quieres hacer? - dijo mirándome.

- Estudiaré medicina - comenté satisfecho.

- ¿Medicina?, eso son muchos años de carrera.

- Lo sé, pero por ahora es lo que me gusta.

No sé si era porque no tenía más gente con quien relacionarme o que estos chicos al final me cayeron bien, espero que sea por la última opción, no me vendría mal un poco de amigos.

- Cariño, ¿quieres que bailemos? - dijo Emma acercándose a nosotros.

- ¡Si! - dije emocionado.

- ¿Estás bien? - comentó ella mirándome.

- Si, amor mío, vamos - dije levantándome de mi asiento y cogiéndola de la mano.

- Espero que sepas mover esos pies.

- Yo también lo espero y una última cosa - me acerqué más a ella -  me gustaría vivir este momento para siempre. Recordaré esta noche siempre. Sólo tú y yo - dije y después besé sus labios.

Ella me asintió y fuimos hasta el centro de todo, sé que hacía un baile disparatado porque tenía 0 habilidad para el baile, ella también lo hizo, muy pocas veces había sentido la sensación de querer bailar durante toda la noche y ahora que la estaba experimentando no le dejaría escapar sin más, yo sólo quería bailar para ella, para mi bailarina. Era incapaz de oírme a mí mismo, me daba pánico pero a la vez me reía.

Unas horas después ambos salimos de aquel lugar, ya habíamos experimentado bastante euforia, llegamos ante la entrada de su casa. Me tomé mi tiempo para despedirme de ella, no quería irme, no quería que esta noche acabara, le recitaba poemas sin sentido por encima de sus labios y todos tenían algo en común, todos acaban con un beso.

- No quiero acabar esta noche - dije.

- No la acabemos.

Me tomó de la mano y me llevó hacia la parte de atrás de su casa, daba lugar a un patio interior con tremendas vistas a la noche estrellada

- Es increíble -dije mirando hacia arriba.

- Lo es -de pequeña siempre venía aquí.

Nos acercamos hasta una hamaca en donde había el espacio justo para que estuviéramos los dos. La tomé por el hombro y la tapé con la chaqueta que había traído por si ella tenía frío, ya que no pensaba en mí en el momento que la tomé.

No tuvimos necesidad de decir nada más, ambos mirábamos ese magnífico espectáculo y espero que ella también sintiera lo mismo, pero puedo asegurar que en ese mismo instante podría resumir mi vida y esta quedaría perfecta.

Uno, dos, tres, vive.

La brisa de la noche soplaba chocando mi mejilla y a su vez, trayendo el aroma de su pelo.

Uno, dos, tres, vuela.

Un momento finito en un tiempo infinito.

Uno, dos, tres, vuela aún más alto.

Experimentaba diferentes sensaciones a cada minuto que pasaba, esta noche se quedaría guardada en mi corazón para siempre. Ésta si había sido la mejor noche de mi vida, y por primera vez conseguí decirle a otra persona que no era mi madre las siguientes palabras:

- Emm. Te amo.

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