Capítulo 29 ✺

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Pov Harry.

El sol ya empezaba a doblegarse al frío, sólo faltaba menos de una semana para que empezara septiembre y ya se iba notando el término gélido y me di cuenta que el ambiente no era lo único que estaba frío.

Comencé a acariciar con mi dedo pulgar la mano de la que la sostenía, me miró y pronto volvió a poner la vista en el paseo que estábamos dando.

- ¿Qué te pasa? - pregunté.

- Nada - respondió fugaz.

Se sentó en un banco haciendo que junto a ella también me sentara yo.

- Si te pasa algo, ocho meses son suficientes para saber que hay algo que te preocupa - dije.

- No me preocupa nada, Harry, no lo preguntes más.

- Está bien. Esta será la última vez que no veamos antes de que nos volvamos a reencontrar después de empezar la universidad, si quieres que acabemos así, así acabará.

- Sólo estoy un poco nerviosa, mañana tengo que ir a las audiciones y no sé lo que pasará, si no me cogen no sé que será de mi vida.

- Cariño - cogí su cara entre mis manos para que me mirara - te cogerán, y si no lo hacen son estúpidos, sí, estúpidos al igual que lo soy yo - sonrió - además sabes hacer tantas cosas que si allí no te cogen se te abrirán millones de puertas más.

- Ojalá yo estuviera tan segura.

- Tienes que estarlo - dije acariciándole la mejilla - si ese es el motivo de tu preocupación tienes que olvidarte de eso, no es buen pasatiempo en el que gastar minutos de tu vida.

Asintió.

- Entonces quedamos así, mañana te irás a Manchester y pasado mañana yo iré a mi universidad, son tres días lo de tu audición al cuarto día irás a verme, ¿de acuerdo?

- Vale - dijo sonriendo.

- Así que te doy el último beso de la temporada de nuestra película, el mejor de todos - dándole un beso.

El día siguiente al de mañana llegó más rápido de lo esperado, traté de hacer la despedida de mi familia lo más cariñosa posible y poco larga.

Me fui a aventurarme entre un nuevo mundo, aunque para mi significara que estuviera allí menos de un mes. Fui sin miedo, de todas maneras gracias a Emma había conseguido hacer más amigos de los que tenía normalmente y resultó que ellos también empezarían la universidad, por lo tanto con respecto a la compañía que tendría no tenía que preocuparme.

El primer día de universidad era un poco caótico y si a eso le sumamos que había muchas personas sin saber a que aula ir, hacía más difícil la convivencia a la entrada. Yo nunca había sido el líder o al que siempre todos suelen seguir así que le dejé ese trabajo a uno de mis dos compañeros, al que parecía que mejor se le daban estas cosas.

- Louis, ya hemos pasado por aquí tres veces - dije.

- Oye, yo estoy buscando mi aula, si tú encuentras la tuya antes puedes irte, no hace falta que me sigáis a todos los sitios que voy.

- Está bien, Harry, vámonos tú y yo a buscar por nuestra cuenta - dijo Niall.

- ¡No!, es broma, os necesito, creo que estoy empezando a tener pánico - comentó Louis aferrándose a nosotros.

- Mi novia sabría donde está cada sitio - dijo Niall.

- Vamos Niall, no empieces otra vez, nosotros podemos encontrar nuestras aulas, al margen de que tu novia sea lista y no haya podido acompañarnos - afirmó Louis.

Sonreí, no sé porque me había llevado de estos dos.

Notaba como el azúcar empezaba a bajarme, empezaba a verlo todo borroso y había perdido a mis amigos de vista, entre tanta gente costaba un poco respirar y ahora notaba como poco a poco me asfixiaba, el dolor que había sentido en la zona lumbar hacía un tiempo había vuelto y esta vez con más fuerza; debido al dolor, la falta de aire y lo débil que era ya de por si, me desmayé, estuve unos minutos escuchando a las personas de fondo porque el dolor acaparaba todos mis sentidos.

- Harry, tranquilo amigo, te sacaremos de aquí - decía Louis intentando mantenerme despierto.

- Necesita tomar el aire Louis, se ha desmayado porque hay un montón de gente, seguro le ha faltado el oxigeno - decía Niall.

No, esa no era la única razón.

Sabía a que se debía todo esto, tendría que llegar en cualquier momento; ya había empezado mi declive, y estaba seguro de que no me iba a dejar en paz hasta que consiguiera arrancarme la vida.

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