Capítulo 34

1.1K 86 13
                                    

Alex conocía el concepto de la felicidad, aquel sentimiento que te hacía sentir inmenso, casi infinito, un impulso proveniente del pecho que lograba llenar de intensidades los colores a tu alrededor. Lo primero que pensó aquella mañana en que abrió los ojos, era que no recordaba la dulzura de la felicidad hasta que reconoció el olor de Lucia en las sabanas que enredaba su cuerpo desnudo. Pero ahora, que caminaba descalzo por el helado pasillo levemente iluminado por los rayos de sol que bañaban la mañana, y halló la delicada y sutil silueta de Lucia de espaldas a él, preparando lo que él suponía era café. Se dio cuenta que la felicidad también podría ser tranquilidad, la tranquilidad que ella le provocaba por sencillamente existir.

Y estar a centímetros de él.

Camino con lentitud, procurando no hacer ruido hasta por fin aprisionar el cuerpo de la mujer de ojos verdes entre sus fuertes brazos. Aspirando su embriagante olor.

-Buenos días- Susurro en su cuello.

-Buenos días, cariño- Respondió Lucia con una sonrisa, girando entre sus brazos -¿Despertaste hace mucho?

-Casi nada- Dijo después de besar con delicadeza su frente -Solo no te hallé a mí lado.

-Quería preparar café- Sonrió -De todos modos no deberías preocuparte, no iría a ninguna parte.

-¿Ah no?, ¿Y puedo saber por qué?

-Porqué ya estoy donde siempre quise estar.

La suavidad de su voz, y la honestidad de sus ojos lo hicieron sentir tan aliviado, que no halló otra manera de responder más que estrecharla en un fuerte abrazo, aprovechando en acariciar las pequeñas curvas de su columna.

-Y sería una loca si lo hiciera- Sonrió.

-Bueno, la locura y tú siempre se han llevado de la mano- Bromeó.

Lucia carcajeó, separándose del abrazo para después depositar pequeños golpes en sus hombros.

-¿Qué deseas hacer hoy?- Pregunto después de finalmente verter el café en dos tazas.

-Pese a qué adoré estar a solas contigo, creo que sería un desperdició no conocer las calles de Madrid ahora que estoy aquí. Especialmente contigo- Señalo después de tomar un pequeño sorbo de la taza -¿Cuáles son tus lugares favoritos?

-Los museos- Contesto al instante, dejando escapar un sutil brillo en sus ojos -Todos los museos guardan tanta historia, arte, sentimientos y belleza que no puedo describirlo en simples palabras. Si he de elegir, el museo será mi lugar favorito.

Alex la vio expectante, maravillado por la intensidad con la que hablaba. Deseando fotografiar su rostro en ese momento, enmarcarlo y colgarlo en la puerta de su habitación.

-Vayamos a todos los museos- Dijo sin pensarlo, motivado por el impulso de mantener el brillo en sus ojos -A todos los que conozcas, y los que no.

-Nos tomaría demasiadas horas, quizás días si los contemplamos en toda su plenitud.

-¿Y por qué debería ser un impedimento? Son tus lugares preferidos, y quiero conocerlos- Aseguro -Incluso los parques, lagos. Todo, Lucia.

Y que felicidad le provocaría toda esa aventura a su lado, pensó. Pero Lucia no podía borrar de su mente la alarmante idea de que eso solo sería temporal, él se iría y ella debía quedarse. Y ninguno podía pedirle lo contrario al otro. No habían tocado el tema, se conocían perfectamente, incluso apostaba a la idea de que Alex sabía todas las ideas que ahora se mezclaban en su cabeza, disfrutarse sin pensar en el fin de aquella fantasía que ambos crearon en mutuo acuerdo era lo más sano.

El placer de tus labios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora