Capítulo 21

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-Si te relajas un poco verás cómo te acostumbras a ella.

Escucho sus palabras, ahora consciente de lo cerca que estaba de él, sintiendo como sus manos acariciaban levemente su piel. Descanso su cabeza en el pecho de Alex, escuchando los acelerados latidos de su corazón, encontrando calma en sus brazos.

Permanecieron en silencio, con miedo a que un mínimo detalle arruinará la burbuja que crearon a su alrededor, percatándose recién de los bajos rayos de sol que parecían mezclarse con la penumbra de la noche, la luz púrpura de la luna, creando un tenue, pero precioso tono que bañaba sus cuerpos. Sin aviso, Lucia cambió la posición de su cuerpo pero mantuvo el firme agarre en el cuello del hombre de cabello negro, acomodando sus piernas en la cintura de Alex, sintiendo de inmediato como él llevaba las manos a sus caderas, acercándola tanto como permitían sus cuerpos. Cerraron los ojos después de unir sus frentes, sintiendo el tranquilo respirar del otro en su rostro.

-No sé qué hacer ahora- Confesó Lucia -Temo abrir los ojos y darme cuenta que es un sueño, que despertaré y no te hallaré a mí lado.

-No es un sueño- Susurro, separando levemente su rostro -Eres real, yo también lo soy. Después de todos estos años estamos aquí, nos reencontramos.

-Sin buscarnos- Añadió.

-Sin querer- Sonrió -Destino o casualidad, sólo sé que no quiero soltarte.

Se encontraron con sus ojos verdes, reconociéndose en ellos, incapaces de entender cómo duraron tantos años sin verse, sin tocarse, sin besarse.

-No quiero que lo hagas.

Alex, por su parte, estaba hipnotizado con ella, recordándose a si mismo que era la mujer más hermosa que había visto en su vida. Y Lucia juró creer, que la mirada que Alex le dedico en ese momento era idéntica a todas aquellas que antes compartieron, como si ella fuera la única persona a su alrededor, la única persona a la que deseaba mirar.

-Si te concedieran un deseo, ¿Qué pedirías?

No contestó, no necesito hacerlo.

Acercó levemente su rostro, rozando sus labios un pequeño instante, e intento alejarse, pero Alex está vez fue quién junto sus bocas.

No era su primer beso, muy al contrario, había perdido la cuenta de todas las veces que rozó sus labios, pero después de tantos años volvió a sentir en lo profundo de su pecho que si el mundo se acababa en unos minutos, y él debía ir al infierno, no dudaría en alardear que tocó el cielo antes, que conoció su propio cielo. Lucia se hundió en sus labios, aferrándose más a su cuerpo cuándo Alex abrazo firmemente su cintura, soltando un pequeño jadeo apenas sintió como un par de dedos se adherían a sus glúteos.

Se separaron momentáneamente, inhalando y exhalando de manera acelerada.

-Ahora lo sabes.

Volvieron a fundirse en un profundo beso, está vez con desesperó, tratando de recordar las enteras medidas de los labios que tanto extrañaron en sueños, sintiendo que sus corazones latían con fuertes aceleraciones, como si de un ataque cardiaco se tratará. Alex no dejo de cargarla con fuerza cuándo empezó a volver a la arena, dejando el mar atrás, recostando a Lucia sobre la manta de color rojo. Ahora podían recorrer sus cuerpos con mayor facilidad, acariciando cada centímetro de su piel, entregados al ardiente deseo que los quemaba por dentro.

Pero aquel no era el lugar correcto, recordó Lucia apenas sintió como Alex empezaba a acariciar sus senos por encima del brasier.

-Espera- Jadeo -No quiero que me acusen de exhibicionismo público.

Alex carcajeó, descansando su frente en su cuello, adorando el aroma de su piel.

-Lo lamento, no pude evitarlo- Susurro, hallando sus ojos.

El placer de tus labios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora