Era un secreto, algo que ni siquiera sus mejores amigos sabían. Pero lo había dicho en voz alta, por fin, justo a la persona que nunca pensó contárselo.
-¿Cuándo...?
-La mañana de la graduación, no estuviste presente, y... Quería verte, necesitaba hacerlo. Por eso fui a tú departamento, y el recepcionista confesó que te habías ido hace días, que el departamento estaba en venta- Contó, acariciando sus hombros con la yema de sus dedos -El departamento que te ayude a pintar, el lugar dónde me di cuenta que me gustabas, dónde hicimos el amor por primera vez...
Lo recordaba como si fuera ayer, sentir que al final era cierto, definitivamente habían terminado, y su historia también. La vio sentarse en silencio, con sus ojos fijos en el suelo, acariciando sus propias manos.
-Pocas horas antes de Navidad, en la casa de tú abuelo, yo fui a buscarte- Susurro, posando una triste sonrisa en los labios, incapaz de evitar las lágrimas -Y te vi llegar, en compañía de una chica de cabello crespo, que tiempo después me di cuenta que era Tania.
-¿Por qué...?
-¿No lo sabías?- Adivino -Pensé que estabas con ella, que habías encontrado mi reemplazó.
-Nadie nunca podría reemplazarte.
-No lo pensé así en ese momento- Negó -Solo me fui, y pase la noche con Mariana, mejor dicho, Mariana pasó su navidad consolándome.
-Entonces... Todo este tiempo, ¿Buscamos al otro, de verdad?- Pregunto a un hilo de voz -¿A pesar de perdernos, intentamos reencontrarnos?
-Pero fallamos, miserablemente- Dijo antes de colocarse de pie, recuperando la determinación que perdió hacía pocos segundos -Así qué por favor, te pido que tengas piedad de un corazón que aún susurra tú nombre, y te marches.
Mantuvo la mirada en el suelo, a pesar de levantarse, se atrevió a mirarla con lentitud.
-La madrugada de la playa te hice una pregunta, sin embargo nunca la devolviste.
-¿Qué puede cambiar eso ahora, Alex?
-Quiero que la hagas- Insistió.
Inhalo con fuerza, tratando de acumular todas sus fuerzas, intentado no desmoronarse frente a él.
-Si te concedieran un deseo, ¿Qué pedirías?
-A ti.
Observo sus ojos verdes, encontrando el brillo que tanto adoraba en ellos.
-Tres veces, siete veces, cientos o miles de veces. Las que sean suficientes para que nos vaya bien está vez, intentarlo cuántas veces sean necesarias para hacernos bien.
Camino lentamente hacía ella, tentando a tomar sus manos, pero temía romperla, pese a ya haberlo hecho.
-Te amo, Lucia Sandoval. A pesar de los años, del daño, de rompernos el alma en pedazos. Mi corazón aún clama por ti en las noches y mis ojos no son capaces de borrar tú nombre. Y sí, fuimos inmaduros, nos equivocamos demasiado, pero no existe persona que haga acelerar tanto mi corazón con una simple voz como tú, y me niego a pensar que todo fue un error, algo de una vez que no tiene oportunidad a más, me rehúso a creer que esté amor llego a su fin.
-¿Y si esté amor solo logra herirnos más?- Pregunto -¿Si solo logra terminar de quebrarnos?
-De todos modos me entregaré completo.
Sus palabras gritaban tantos sentimientos mezclados, como si hablará su corazón, o su alma. Pero el persistente miedo que Lucia sentía en sus costillas no dejaba hablar a su corazón, muy al contrario, su mente usaba todas sus fuerzas para crear excusas.
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El placer de tus labios.
Romance(Segunda parte del idioma de tus ojos) Años de la noche del baile, tanto Alex cómo Lucia decidieron continuar sus vidas por caminos separados, persiguiendo sus sueños y huyendo de los recuerdos, obligándose a olvidar el amor que compartieron. ¿Pero...