Twenty five

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Roger arregló su cabello una vez más antes de bajar del auto. Estaba nervioso, vaya que lo estaba. No había visto al amor de su vida hacia cuatro meses, había estado en otro continente cruzando el océano, y había Sido una de las experiencias más difíciles que había atravesado. Pero aún así, a pesar de todo, se moría de ganas de verla como un adolescente con su primer noviecita.

Mary le abrió la puerta del edificio donde vivía Scarlett.

– ¡Roggie! – corrió a abrazar a su amigo.

– ¡Mary, querida! ¿Cómo estás tanto tiempo? – respondió el rubio feliz abrazando con fuerza a Mary.

– Bueno, han sido tiempos difíciles no te lo voy a negar. – explicó acariciando amigablemente la espalda del rubio y se separó un poco para mirarlo a los ojos. – ¿Cómo estás? ¿Cómo ha ido todo? – sonrió de lado.

– Fueron tiempos difíciles para mí también Mary, para todos. – hizo una mueca. – pero a pesar de todo, fue una de las mejores experiencias de mi vida.

Tuvieron una breve charla, en la que Roger le contó algunos detalles sueltos sobre la gira y ella le contó un poco como anduvo todo en su vida. Mary aprovechó para irse del departamento de su amiga, (que como de costumbre se había quedado a dormir) y continuaron con el plan sorpresa de Roger. Mary le tendió las llaves del departamento de Scarlett y luego de un último abrazo de retiró de ahí.

Roger subió por el ascensor con nerviosismo, jugando con las llaves del departamento de su novia. Una vez en el piso destino, se fué directo a abrir la puerta con cuidado nuevamente.

Al entrar, el aroma característico del amor de su vida invadió sus fosas nasales. Era aquel sentimiento típico de "estar en casa" puesto que los últimos meses también vivía a menudo en el departamento de Scarlett. Mary le dijo que aún estaba durmiendo, así que con suerte se dirigió caminando en puntas de pie hasta la habitación de la muchacha.

La encontró allí, en su cama tendida boca abajo. Dormía tranquilamente, con la respiración pausada y su castaño y ondulado cabello cubría su rostro. Se acercó lentamente sintiendo como su vista se nublaba. No podía creer lo mucho que amaba a aquella mujer que dormía con toda la paz del mundo. Se agachó y se preguntó qué estaría soñando. Corrió unos mechones de su cara para dejar a la vista su bello rostro. Acarició su mejilla con sus dedos, provocando que Scarlett comience a despertar. Tardó unos segundos en despertar hasta que finalmente abrió sus ojos. Lo miró extrañada, pensó que se trataba de un sueño.

Al reaccionar que Roger Taylor actualmente se encontraba ahí, abrió un poco su boca.

– ¿Roger? ¿C-cómo entraste aquí?

– Yo también te extrañe, mi vida. – bromeó el rubio secando una lágrima mientras reía casi en un susurro. Scarlett se incorporó un poco, sin quitarle la mirada de encima, no podía creerlo.

– ¿Roger? – preguntó una vez más alzando una mano y llevándola al rostro del muchacho. Roger rió ante la confusión de la muchacha y asintió con la cabeza. Scarlett salió de la cama, así como estaba con tan solo una camiseta y en bragas y saltó a los brazos del rubio, abrazándolo con fuerza. – !Oh maldita sea! –  exclamó entre lágrimas, mientras Roger la abrazaba igual de fuerte.

– Volví, mi amor. – Acotó feliz, con una gran sonrisa sin soltar a su chica. – Volví, quería sorprenderte. Llegamos ayer pero le pedí a los chicos que no te dijeran nada.

– ¿A caso quieres matarme de un infarto? – preguntó alejándose un poco para mirarlo pero sin romper el abrazo. Roger subió una mano para secar las lágrimas de sus castaños ojos.

– No mi amor, por supuesto que no. ¿Cómo estás? Te he echado mucho de menos. – juntó sus frentes.

– Y yo. Dios mío te extrañe tanto, no puedo creer que finalmente estés aquí. ¿A caso es ésto un sueño?

– No, no lo es. – comentó entre risas. – Te amo Scarlett. – Murmuró y finalmente unió sus labios en un beso apasionado.

Habían esperado tanto por aquél beso. Habían pasado tanto por aquél beso. Se besaban con deseo, con desesperación, y aún con varias lágrimas que demostraban que lo que ambos sentían era real, con defectos pero con muchas más virtudes.

Roger la recostó en la cama nuevamente, que estaba un poco deshecha.

– Me veo horrible. – murmuró Scarlett en una risita mientras el rubio se recostaba encima de ella con cuidado de no aplastarla.

– No digas eso. Te extrañé tanto, eres la mujer más hermosa que he conocido... Por dentro y por fuera. Te amo Scarlett. – el rubio la miraba con admiración y con todo el amor del mundo. Scarlett hizo una mueca ante oír tales palabras.

– Tu me amas demasiado... – observó con una risita, con respecto a que ella se veía aún adormilada y algo despeinada pero para Roger se veía hermosa.

– ¡Por supuesto que lo hago! ¿Sabes cuántas noches pase extrañando verte recién despierta por la mañana? – exclamó entre risas acariciando las piernas de la muchacha, que se enroscaban en sus caderas.

– Yo también te extrañé, todos los días. Te amo Roger.– suspiró y Roger admiró sus rosados labios mientras murmuraba que lo amaba.

Volvió a capturarlos en un beso. Scarlett, deseosa por acariciar cada rincón de su cuerpo pasaba sus manos por cada parte. Quitó la camiseta del muchacho y lo observó en silencio. Él quitó su blusa y también la admiró, ella no traía sostén.

– Extrañé cada centímetro de tu cuerpo. – murmuró él rubio bajando a besarla en el cuello. – el aroma de tu piel... – continuó bajando un poco y acarició sus pechos con ambas manos, y llevó uno a su boca. – tus senos, tu sabor... – Scarlett soltó un gemido arqueando su espalda. Lo había deseado por tanto tiempo que con tan solo oír su ronca voz se excitaba como nunca.

– Roger... hazme el amor – murmuró en un gemido y Roger lamió una vez más sus pechos juguetón, y mordisqueó suavemente buscando una reacción en la muchacha. Una reacción que obtuvo de inmediato y se alejó para observarla orgulloso.

Se incorporó para quitar sus jeans y sus bóxers, quedando desnudo enfrente de su chica una vez más después de tanto tiempo. Ella lo observaba con deseo, y se arrodilló en la cama para tomarlo por la cadera y acercarlo hacia sí. Tomó el miembro de Roger entre sus manos y lo llevó a su boca, para comenzar a hacerle un oral suavemente, lamiendo cada parte de él y disfrutándolo.

Roger suspiraba pesado y gemía de vez en cuando, dejando suaves caricias en el cabello de Scarlett.

– Mhm, nena, vas a hacerme acabar antes de lo que esperaba – Murmuró juguetón y Scarlett se alejó aún masajeando su miembro, para mirarlo con una ceja alzada.

– ¿A caso me habías extrañado? – preguntó burlona. Roger rió en una especie de gemido. Y Scarlett volvió a llevar su miembro a su boca. Tardaron unos minutos más para que Roger acabe en ella, pero Scarlett lo tragó sin dejar rastro de lo que acababa de ocurrir.

– Dios mío, eso fué rápido. Mucho tiempo sin verte nena. – rió algo avergonzado. Scarlett negó con la cabeza y se acercó a besarlo suavemente.

– Yo también extrañaba hacerte el amor y darte placer. – Murmuró en sus labios y lo tiró nuevamente encima de la cama. Se posicionó sobre él y comenzó a moverse en círculos, buscando excitarlo una vez más. No tuvo que hacer demasiado.

– Mira cómo me pones, cariño. – Murmuró con una voz ronca y áspera, en un rápido movimiento la dejó bajo de él, y abrió sus piernas con suavidad.

Quitó sus bragas que era la última prenda que había quedado como "barrera" entre sus cuerpos desnudos. Y se introdujo en ella tierna y lentamente. La observaba fijo mientras daba lentas embestidas, disfrutando de su cuerpo que tanto había extrañado, suave y curvilíneo. Besó cada parte de su piel deseoso por tenerla otra vez en sus brazos.

Hicieron el amor por lo que quedó de mañana hasta que el sol fuerte que se colaba por la ventana de la habitación de Scarlett indicaba que el mediodía ya había llegado a la ciudad de Londres. Pero ellos cayeron rendidos entre las sábanas de la cama de la castaña, en respiraciones agitadas y sin quitarse la mirada de encima. Se recordaban con gemidos cuánto se habían extrañado y cuánto se amaban.

A Kind Of Magic | Roger TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora