Five

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El comienzo del verano estaba a tan solo dos semanas, y Mary ya se había ido a vivir con Freddie. Su relación iba mejor que nunca, disfrutaban mucho cada momento que tenían juntos, Los padres de Mary habían adorado a Freddie desde el momento en que lo conocieron, y más aún porque sabían que sus sentimientos hacia su hija eran sinceros.

A menudo salían juntos los seis, disfrutando de su juventud y de ratos y noches libres. Aquél viernes al cantante de la banda se le ocurrió que sería un buen plan ir a cenar a la playa, y hacer una linda fogata.

– Maderas, necesitamos maderas.– exclamó Freddie mientras caminaban por los corredores de un gran supermercado.

–¿Querrás decir leña? – lo corrigió Brian.

– Es lo mismo querido. – le restó importancia buscando entre las góndolas con rapidez.

– Eso debe estar en la sección de jardín. – John iba más bien en su mundo, leyendo la revista de artículos del supermercado que contenía buenas ofertas, y a la vez llevaba el gran carrito de compras. Ya tenía algunas cosas dentro.

– ¿Y Roger dónde está? –preguntó Brian mirando hacia todos lados.

– No lo sé, probablemente en la sección de cerveza... ¡OH, BINGO! – exclamó Freddie al ver las bolsas de leña. – ¿Con unas dos alcanzará?

– Creo que si... Por las dudas llevemos tres.

– Solo vamos a hacer una fogata, no vamos a hacer una chimenea enorme para todo Londres. – Roger apareció rodando sus ojos con packs de cervezas.
Una vez encontraron todo, se dirigieron a la caja a pagar.

Llegaron a la playa eso de las 6 de la tarde, aún hacía calor en Londres, no era un calor abrasador como en otros países, pero era suficiente para meterte un rato en el mar.
Mientras esperaban a las chicas, John y Freddie corrieron al agua como si no hubieran pisado la playa jamás en su vida. Brian se quedó preparando y ordenando algunas cosas, mantas y reposeras. Y Roger se tiró en una toalla con su camisa blanca abierta a disfrutar de lo que quedaba del sol de la tarde.

–Gracias por ayudarme.– exclamó irónico el muchacho de rulos. Roger lo miró a través de sus lentes.

– Solo tenías que ordenar las mantas, no seas exagerado.

– Y tu estás ahí tirado, desde que llegaste solo te tiraste cuál morza. – dijo un poco enojado mientras vertía el hielo en la pequeña conservadora.

– Hey. – se incorporó frunciendo el ceño, mientras se apoyaba en sus codos. – John y Freddie están como dos niños en el agua y a ellos no les dices nada. – se quejó.

– Ellos compraron la mayoría de las cosas, es diferente. –se cruzó de brazos.

– Hey hey, dejen de pelear que aquí ya llego por quién lloraban. – bromeó una voz detrás de los jóvenes. Al voltearse ambos reconocieron la voz de Scarlett enseguida. Venían con Mary y Chrissie, la nueva cita de Brian. Se habían estado viendo las últimas semanas, y el grupo ya la había adoptado como una más.

– H- Hola. – Brian sonó nervioso y enseguida se incorporó a saludar a Chris con cariño.

– ¿Cómo están? ¿Hay que comprar algo más?. – preguntó Mary mientras saludaba a Roger, acto seguido se saludaron con Scarlett de una manera algo incómoda.

Roger y Scarlett se veían a menudo en las juntadas de amigos, pero sus conversaciones no solían ir más allá de bromas pesadas y comentarios despectivos. Él ya había perdido toda la ilusión de conquistar a aquella chica, pero ya no le importaba demasiado (o de eso intentaba convencerse) puesto que estaba viéndose con una nueva chica, se llamaba Susan y era una rubia teñida que estudiaba leyes en la universidad de Londres. A Scar ésto le importaba poco o nada, después de -según ella arruinar las cosas- aquella vez en el cine, dedujo que ya no tendría más chances con el rubio.

A Kind Of Magic | Roger TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora