Twenty two

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– Querida, te hemos echado de menos. – comentó Winifred mientras bebían el té en su casa.

Aquella tarde Scarlett había ido a visitar a su suegra, y Clare, al enterarse también fué de visita a ver a su madre y a su cuñada junto a su esposo Quentin.

– Yo también a ustedes... Es lindo saber que soy bienvenida en su hogar.

– Querida, ya te adopte como mi nueva hermanita. – Clare abrazó a la muchacha, que estaba sentada a su lado en el sofá.

– ¿Cómo han estado? ¿Roger las ha llamado?

– No más de dos veces... Pero él ya nos dijo que iba a ser así. – Winifred hizo una mueca de tristeza. – Hemos estado bien, los quehaceres de la casa me mantienen ocupada... He estado cultivando mi propia huerta.

– ¿Oh de veras? Que Lindo, es lo mejor que puedes hacer... Los vegetales del supermercado son todos transgénicos. Lo peor es que yo los consumo, así que no se de qué me quejó. – rieron.

– Si, nosotros también pero leí en el periódico que es malo para el colesterol y Richard ya debe empezar a cuidarse. – miró a su pareja, Richard no era el padre de Roger, pero se llevaban bastante bien. – Ven, te enseño.

Mientras Winifred le mostraba sus cultivos a su nuera, Scarlett no podía evitar pensar el parecido que encontraba en aquella mujer con respecto a Roger. Muchas expresiones que Roger tenía eran idénticos a los de su madre, esa manera de sonreír, hasta ese típico gesto de arrugar la nariz cuando explicaba algo que le interesaba. Se sentía muy afortunada porque la familia de su novio la hacía sentir querida y como en casa, a pesar de su ausencia.

. . .

Un mes había pasado, y marzo había llegado. Las llamadas si antes eran pocas, ahora eran casi inexistentes. Pero el amor que Scarlett sentía por Roger seguía con la misma ferocidad que al principio.

A menudo iba a casa de Roger a mantener la limpieza y tirar algunas cosas de la heladera para que no se pongan feas. Sabía que él le había dejado dinero para pagar los impuestos, ya que debía seguir manteniendo su casa por más que no esté. Más de una noche se había quedado a dormir recordando cuando él aún estaba allí, rondando por su casa desnudo, haciéndole la cena o practicando con sus palillos de batería, o componiendo canciones en el sofá.

Solía anotarse en una libreta las cosas que no debía olvidar contarle a su prometido cuando éste llamara, y aunque lo extrañaba horrores, ya medio se había acostumbrado a su ausencia.

– ¿Te ha llamado Roger? – preguntó Mary mientras atendía en Biba. Scarlett ya no trabajaba ahí, pero había aprovechado su descanso para almorzar para ir a visitar a su amiga que no la veía hace días.

– No, la última vez llamo hace dos semanas. – explicó la castaña mientras miraba un vestido que Mary había sacado del depósito para preparar la temporada nueva de primavera.

– Es extraño, Freddie tampoco ha llamado hace tiempo... – hizo una mueca. Se veía apenada, Scarlett al notar ésto levantó su mirada.

– Hey, deben estar ocupados. Sabes que a penas si tienen tiempo para descansar, me imagino que Freddie al ser el líder digamos tiene mucha más responsabilidad. – le explicó intentando animarla, la rubia sólo asintió.

Scarlett hizo una mueca. No le gustaba ver a su amiga entristecida, pero eran cosas que tenían que aceptar a convivir con ellas.

– Diablos, esa banda es increíble. – comentó una muchacha mientras miraba el pequeño televisor del local. Por lo general dejaban sintonizado el canal de la música, pero parece que esa tarde por obra del destino en la sección de noticias musicales comentaban cómo Queen, la banda de origen británico, estaba siendo un éxito en su gira en Estados Unidos.

A Kind Of Magic | Roger TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora