Thirteen

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– Bien. – respondió firme algo irritado. Suspiró. – ¿Me darías una oportunidad, para demostrarte lo que provocas en mi? Ésto es sincero, es lo más sincero que he sentido por alguien en mucho tiempo...

Scarlett lo miró pensativa. Curiosa. Estudiaba cada facción de su rostro y también cada expresión, quería asegurarse que el rubio decía la verdad, y que no le estaba tendiendo una broma, o que no estaba jugando con ella como lo hacía con las demás.

– Yo no soy como las demás chicas con las que has salido, Roger. – lo amenazó algo apenada. – Yo no quiero algo de una noche. Yo no merezco algo de una noche. Sé lo que quiero en la vida, sé que quiero a alguien que me ame hoy y saber que por la mañana me seguirá amando. – Roger la oía. La verdad no estaba seguro si aquello era del todo lo que él quería. Había estado tanto tiempo acostumbrado a algo totalmente distinto, que era todo nuevo para él. Un mundo nuevo para sus sentimientos, y en parte le aterraba.

La besó. No era bueno con las palabras, pero podía demostrarle lo que sentía por ella con actos. Y con el contacto físico.

– Supongo que éste es tu lenguaje. – observó la castaña sonriendo en los labios del rubio. Éste asintió con la cabeza.

– Lo es... Pero si tengo que demostrártelo, lo haré de la forma que sea para que veas que de verdad te voy a cuidar y cuidaré lo que pueda ocurrir entre nosotros.

. . .

– ¿Qué hay con Scarlett? – le preguntó Freddie. Se estaban preparando para una presentación un club nocturno de Londres. – Desde hace días no le sacas la mirada de encima, y ella a ti tampoco. ¿Qué se traen?

– Creo que ha surgido algo después de las vacaciones. – Murmuró mientras se peinaba mirándose en un pequeño espejo de los camerinos, que en realidad eran oficinas de los jefes. Los demás se encontraban lejos, por lo que no podían oír de que hablaban.

– ¡¿Qué?! – Exclamó Freddie y Roger lo asesino con la mirada.

– ¿Puedes bajar la voz por favor? Te lo agradezco.

– ¿Scarlett? ¿Y tú? ¿Están juntos? Oh no... Ésto es malo. Ésto es muy malo. – su rostro se tornó preocupado, y comenzó a echarse aire con la mano. Roger lo miró extrañado.

– ¿Por qué? ¿Qué te ocurre?

– ¿Qué te ocurre a ti imbécil? Ahora comprendo todo... – pasó una mano por su frente. – ¿Ahora que vamos a hacer? Es el fin de Queen.

– ¿De qué diablos estás hablando?

– ¡Que a John le gusta Scarlett idiota! ¿Sabes lo que ocurrirá si se entera? Queen se va a ir al demonio, porque ninguno entiende nada sobre códigos – gritó en susurro. Roger se lo quedó viendo serio. Era lo último que necesitaba escuchar ese día. Ya por poco se había olvidado de él tema de John.

– Vaya novedad. – respondió sin expresión. – Además, el nunca antes había dicho que le gustaba... No hasta que empezó a haber "algo" entre nosotros.

– ¿Y te importa una mierda? Roger, John es tu amigo.

– Y yo también soy amigo de él, y poco le importó.

– Viejo, ésto está mal... Además, no sé si Scarlett sea para ti. Roger por favor. – lo miró suplicante. – ¿Por qué, de entre todas las muchachas tenías que meterte con Scarlett?

– ¿Yo? ¿Y por qué John tenía que gustar de Scarlett? Sobre él no dices nada.

– Y yo que sé, el pobre se enamora una vez a las quinientas. Aquello sería un poco más razonable...

A Kind Of Magic | Roger TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora