✴✴✴Una Sankta que dijo no✴✴✴

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Merophe seguía resentida por que Kirigan la había cambiado por Alina o al menos eso había dado a entender.

Así que camino en silencio a los jardines, hacia el gran árbol, donde Kirigan le había mandado hacer un columpio personalizado, con el asiento de madera y las cuerdas de henequén trenzado, por las cuales se habían enredado varias enredaderas y guías con flores, era hermoso y se veía hermoso, Merophe se acomodo y paso sus manos por las cuerdas para sostenerse mientras leía la carta.

A veces, ella y Kirigan solían ir allí y olvidarse de los problemas del mundo, Aleksander la mecía con sus manos hacia adelante y atrás, en el columpio, mientras ella disfrutaba la brisa en su cara y el viento jugando entre sus rizos.

También fue en ese columpio donde Aleksander le dijo lo que sentía por ella y juró protegerla y cuidarla por siempre, allí fue donde sellaron esos pequeñas promesas con un beso, juntando los labios y aprendiendo el uno del otro, Aleksander aprendió que la mujer que amaba sabia a uvas con un poco de chocolate, aprendió que su piel sabia a rosas, y tenia un olor floral, aprendió que su cabello olía a flores y sus ojos eran cafe grisáceo, que sus labios eran de una tonalidad roja intensa parecida a la sangre, Merophe aprendió que Aleksander olía a perfume de alta sociedad, que sabia a vino de uvas y quizá eso fue lo que mas le gusto, que los ojos de Aleksander eran grises oscuros, y que su cabello caoba olía bien y se sentía bien, aprendió que el tacto suave de Aleksander se sentía bien en ella, aprendió a reconocer cada marca del cuerpo de Aleksander, unas cuantas imperfecciones y lunares en el cuerpo pero fuera de eso, Aleksander era perfecto.

Pero ahora Aleksander no estaba y Merophe se mecía con sus poderes, y las que la acariciaban un poco eran las flores que había a su alrededor.

Una caída algo fuerte a la realidad.

Se dispuso a sacar su carta para leerla, la desdobló con cuidado y se encontró con una caligrafía fina y elegante, llena de curvas pero perfectamente legible.

Sonrió en sus adentros y se puso a leer.

Mi querida General Merophe:

¿Como estasOjala que estés bien, te pido disculpas por no haberte escrito antes, estaba algo ocupado y no encontraba un lugar seguro para poder escribir sin que Jesper le metiera mano a la carta o Inej quisiera escribirte algo para decirte lo agradecida que estaba por que nos ayudaras a cruzar la sombra.

𝕄𝕖𝕣𝕠𝕡𝕙𝕖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora