◀Torna a casa▶

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—Así se siente la libertad, sin cadenas— exclamo con alegría Merophe extendiendo los brazos hacía arriba.

Después de que matara al inferni ella y Kaz se habían dirigido con Jesper e Inej, Jesper les tenia una pequeña sorpresa en el baúl trasero del carruaje en el que iban, Merophe e Inej sonrieron y subieron al carruaje, las dos iban en el borde del techo del transporte, Inej le puso atención a que Merophe no llevaba la kefta ni tampoco todas las joyas, después la pelinegra le explico que la kefta y las joyas a excepción de la corona la había dejado en el establo.

Kaz y Jesper iban sentados a los pies de las amigas en el lugar del conductor del carruaje, escuchando, Kaz iba algo tenso, con la espalda recta y la mirada al frente no había volteado a ver a la invocadora ni una sola vez a pesar que estaba atrás de el, algo que el ladrón reparo varias veces ya que le llegaba el dulce aroma floral que provenía de Merophe, en cambio Jesper había cambiado de lugar una vez con Inej para hacerle plática a su acompañante, en por lo menos una hora Jesper aprendió como funcionaba la magia Grisha y por que Merophe a diferencia de Aleksander podía manipular las sombras a su placer y alejarla si quería, pero como dijo la pelinegra.

"La materia no se crea ni se destruye solo se transforma"

Y eso era lo que ella hacia, transformaba las sombras, a los tres les gusto la metáfora que uso al describir lo que hacia.

—Es como un cuervo, unas personas las ven como animales de venganza pero en realidad no lo son depende de quien los vea y como haya sido su experiencia con ellos— Jesper sonrió y en las mejillas de Kaz apareció un ligero rubor que desapareció rápidamente.

En el transcurso que Inej y Merophe se conocían, Inej le contó un poco de su historia, era de ascendencia Suli y la habían vendido a la casa de fieras, después de un tiempo Kaz y los despojos las sacaran pero aún no la terminaban de pagar, Merophe puso cara de horror, era orgullosa de ser de mujer y creí que las mujeres merecían lo que le sigue de respeto.

—Claro si eres mujer estas hecha para complacer al hombre pero frente a sociedad debes cubrirte desde los hombros hasta los tobillos —. Merophe externo sus sentimientos con Inej provocándole a esta una sonrisa. —Te aseguró Inej que seras libre, aunque me cueste la vida, aunque tenga que sacar todos los kruge que tengo pero serás libre—. Le prometió la invocadora y le ofreció su mano como símbolo de que sellaban ese pacto.

A cada kilómetro Merophe se sentía mas en casa, estaba con un amigo que la amaba, una nueva mejor amiga y un 'amigo' que le había dado un brazalete de oro, aunque en su mente aún seguían los momentos felices que paso con Aleksander como si se fuera soltando poco a poco, como si estuvieran pendiendo de un lazo que cada secreto con cada discusión se fuera desgastando y ahora solo quedaran como un recuerdo, como una joya en un alajero, una estrella en su cielo.

Merophe había seguido a Aleksander con los ojos cerrados, había buscado dolor y lo había encontrado, Aleksander no era la persona que había pensado, que había pedido, que había soñado, se hacían daño y después buscaban reconciliación.

Ketterdam... Una nueva esperanza.

Al menos para la invocadora, sin duda ya había experimentado seguir a las personas con una venda en los ojos, fielmente, ahora ya había reflexionado bien los movimientos que hacia.

Quizá era el destino, aunque amaba a Aleksander tenía que elegir otro camino, solo así podrían ser felices ambos, pero... Merophe no se arrepentía por haberle entregado su corazón, no, se sentía bien, a pesar de lo que había pasado, Aleksander y Alina, Merophe no se arrepentía por nada, no maldecía los momentos que había pasado con Aleksander.

Hacia medio camino Merophe se acomodo en medio de Jesper y Kaz en los asientos delanteros, hacia frío y ella ya no traía la kefta solo los pantalones, blusa y un abrigo, que asimilaba a la kefta solo que no estaba tan larga, recargo su cabeza en el hombro de Kaz y se quedo adormilada, Kaz noto que Merophe temblaba así que se quito la capa afelpada que traía y se la puso encima, algo que Jesper no paso de largo volteo a ver a su amigo y levantó las cejas pícaramente y lo pico en las costillas disimuladamente.

—Silencio—. Susurro Kaz severamente.

Cuando llegaron al pueblo se dirigieron a la parte trasera del carruaje.

—No queremos hacerte daño—. Dijo Kaz al ver a Alina salir de su escondite.

—Yo tampoco —. Advirtió Alina con las manos extendidas hacia los que los acompañaban su atención se centro en Merophe. —¿Tu?—

—¿Quien yo?—. Se señaló la invocadora a si misma y después miro a sus lado como buscando a alguien.

—Eres una espía, traidora, no confíen en ella, ella...ella le pertenece a Kirigan—. Grito Alina contra Merophe.

—Parle à ta tête—. Le dijo Merophe en francés en contra de Alina.

—Tu lo seras—. Se defendió Alina lo que hizo que Merophe se comenzara a reír.

—Vendrás con nosotros—. Le informo Kaz y Alina extiende las manos cegando a Kaz y Jesper y ligeramente a Merophe, Inej extendió las manos como muestra de que no le quería hacer nada, antes de que Alina se fuera la voz de Merophe habló.

—Después de todo quizá no seas un fraude—. Y Alina huyó.

𝕄𝕖𝕣𝕠𝕡𝕙𝕖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora