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— Mierda, tenemos aquí casi cuatro meses y no hemos tenido un solo cliente,— bufó la chica pelinegra, — haz algo, toda la gente va solo a la cafetería de Liam, lo odio.

— No te preocupes cariño, — dijo el hombre a su lado, — tengo un plan, verás que pronto empezarán a venir los clientes.

— Eso espero, no quiero volver a tirar todos mis postres de nuevo, — dijó la chica.

[...]

Habían transcurrido algunos días, los encuentros de Zayn y Liam no habían sido demasiado amistosos, uno y otro soltándose comentarios molestos.

Por otro lado, Charlie aprovechaba cada oportunidad que tenía para invitar a Harry, a almorzar, comer, o incluso al cine, el rizado estaba empezando a sentir cosas por él.

— Harry, tal vez crees que voy muy rápido, — dijó Charlie mientras iban de camino al departamento del rizado después de haber estado en el cine, — pero no puedo disimular mis sentimientos por tí, ¿Te he demostrado cuánto te quiero no?

El rizado asintió, y le regaló una sonrisa, Charlie volvió a hablar. — Es momento de que tú me demuestres lo que sientes por mi, y aceptes ser mi novio, ¿Qué dices?

Harry lo abrazó emocionado, no podía creer que eso le estaba ocurriendo a él. — Claro que quiero ser tu novio, — dijó por fin.

— Me haces muy feliz, — dijó Charlie, — que tal si vamos a tomar algo para celebrar.

[...]

El castaño y el ojiazul estaban terminando de cuadrar el libro de contabilidad, cada dos meses tenían que reportar su rendimiento con el gerente del centro comercial, en base a ello esté decidía si seguir rentando el lugar o le daba la oportunidad a otro comerciante.

— ¡Listo Lou!— dijó Liam, — nos ha ido muy bien, estoy seguro que el señor Malik está satisfecho con nuestro trabajo, a la hora del almuerzo iré a sus oficinas para mostrarle.

— Estoy muy contento Liam, — dijó Louis, — pronto tendremos que contratar a alguien más porque ya no nos damos abasto para atender a tantos clientes, podríamos extender la oferta a universitarios que estén dispuestos a trabajar medio tiempo.

— Si, eso sería genial —dijó Liam— pero esperemos al menos otro mes.

— De acuerdo, — dijó el ojiazul, — tú eres el que está a cargo. Liam simplemente rió.

Después de arreglarse y sacudir la harina en sus ropas, el castaño se dirigía a las oficinas Malik, le dijó a la recepcionista a qué iba y está le indicó el piso que el castaño sabía de memoria. Al dirigirse al elevador reconoció la figura de Zayn, también esperando para subir. No quería discutir de nuevo con él, pensó en retirarse pero fué tarde pues el pelinegro se giró hacía él.

— ¿Me estás siguiendo pastelito?— preguntó Zayn.

— Claro que no, — dijó Liam, — yo estoy aquí por un asunto muy importante.

— ¿Qué es?— preguntó Zayn.

— No te incumbe, — dijó Liam, las puertas del elevador se abrieron y Liam se apresuró a entrar.

Iba a marcar su piso y el pelinegro gritó. — ¡Espera!— el castaño apretó los botones con la esperanza de que Zayn no entrará con él pero fué en vano. — Te dije que esperarás, — Zayn comprobó que iban al mismo piso, — también llevó prisa, ¿Sabés?

El castaño asintió, Zayn sonrió e iba a agregar algo cuando las luces comenzaron a parpadear.
— ¡Ay, mierda!— el castaño se mordió el labio, ambos escucharon un fuerte sonido que les indicaba que el elevador se había estancado.

Dulce DeliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora