— ¿Estás listo Harry?— preguntó el castaño, este asintió y Liam comenzó a dar una breve explicación de lo que harían.
— ¿Solo debo batir todo?— preguntó Harry.
— Sí, pero debes prestar atención a la consistencia, — le recordó Liam.
— Buenos días chicos, ¿Qué hacen?— preguntó Zayn entrando a la cafetería.
— Buenos días, Zayn, — respondió Harry.
— ¿Porqué estás aquí tán temprano?— preguntó Liam, — te dije ayer que abrimos a las nueve, apenas son las siete de la mañana.
— Yo estoy acostumbrado a despertar temprano, — dijó el pelinegro.
— De acuerdo, — dijo Liam, — yo le estoy enseñando a Harry a hacer un pastel.
— Bien, — dijo Zayn.— Estaré afuera trabajando en mi computadora, — informó, — Liam, de verdad no quiero afectar tu trabajo, realmente me asignaron aquí, — agregó antes de salir.
— Lo sé, — dijo el castaño sonriendo a medias, — lamento lo del otro día. —Zayn asintió y los dejó seguir trabajando.
Más tarde fue lo mismo del día anterior, el pelinegro observó los movimientos de Liam mientras preparaba los pasteles, miró dentro del refrigerador comprobando cada uno de los ingredientes, incluso se puso a inspeccionar los utensilios.
Liam preparo pocos pasteles porque sabía que sus clientes todavía no confiaban del todo en su cafetería.
— ¿Hoy también cerraremos temprano?— preguntó Louis después de cortar algunas fresas para decorar uno de los pasteles.
— Eso creo, — dijó el castaño sonando resignado, y el corazón del pelinegro se apretó un poco al escucharlo tan desanimado. Tenía que admitir que a la hora de hornear, Liam era muy enérgico, miró la dedicación que le ponía a cada preparación, revisó los ingredientes, así que tampoco entendía porque un pastel preparado con tanta dedicación tendría mal sabor.
Cerca de las cinco de la tarde nuevamente cerraron. Zayn se ofreció a llevar a Liam y Louis debido a que vivían en el mismo edificio pero Louis le dijo que irían al cine.
Una semana había transcurrido y las cosas seguían iguales, la mañana transcurría tranquila con uno que otro cliente entrando en la cafetería.
— ¿Hoy no está trabajando Harry?— preguntó el pelinegro.
— Bueno de hecho él solo nos ayudaba tres días de la semana y ahora nisiquiera hay tanto trabajo, — dijo Liam.
Zayn asintió y encendió su computadora. Recibió una llamada de Gigi a la hora del almuerzo por lo que aceptó ir con ella a un pequeño restaurante. Cuando entraron, Zayn notó a Charlie discutiendo con un hombre que se le hacía familiar, pero no recordaba de dónde.
— ¿Pasa algo?— preguntó Gigi.
— Nada, — dijó Zayn, aún así no dejó de observar a Charlie. Luego de un rato esté salió algo alterado.
Zayn y Gigi terminaron su almuerzo, y la rubia dijó.
— Bueno en media hora debo volver a mi trabajo pero si tú quieres puedo pedir la tarde libre y—El pelinegro la detuvo. — Lo siento Gigi, yo sí debo volver a mi trabajo, — la rubia asintió y ambos se despidieron.
A pesar de que el almuerzo terminó pronto, Zayn llegó algo tarde a la cafetería y notó que estaba vacía, caminó hasta la cocina encontrándo a Liam vertiendo una mezcla en unos recipientes más pequeños.
— ¿Qué haces?— le preguntó.
— Estaba por hornear cupcakes, — informó el castaño.
Zayn asintió y volvió a hablar. — Liam, — cuando obtuvo su atención continuó, — ¿Realmente mis hot-cakes estaban tan mal?— preguntó.
El castaño soltó una risilla que de alguna forma hizo sonreír a Zayn. — Malísimos, — dijo Liam, — escucha, no tendría porqué mentir, Gigi también los probó.
Zayn asintió. — Entonces, ¿Podrías enseñarme a prepararlos?— preguntó un poco tímido.
Liam no había visto esa expresión en Zayn, le sorprendió un poco verlo así. — Seguro, — dijo el castaño, — yo puedo enseñarte, pero tengo una condición.
— ¿Cuál?— preguntó Zayn cruzándose de brazos.
— Bueno mientras aprendes tendrás que llamarme chef Liam, — dijo, sabiendo de la actitud orgullosa del pelinegro.
— No lo haré, — respondió Zayn, tal como el castaño lo había pensado.
— Bien, entonces no puedo enseñarte, — bromeó.
— ¿Por qué eres tan infantil?— dijó Zayn rodando los ojos.
— No me estás llamando infantil a mi, — dijo el castaño mirándolo mal.
— De acuerdo pastelito, — bromeó Zayn y Liam levantó el rodillo que tenía cerca como advertencia.
— Joder Liam, primero un cucharón y ahora eso, — rió Zayn, — y pretendes que no te llamé infantil.
El castaño se sonrojó y bajó el rodillo, Zayn le sonrió, estaba a punto de decir algo cuando recibió una llamada, entonces su expresión seria volvió.
— Si, ya lo tengo, gracias, — colgó y miró a Liam, — ¿Louis va a regresar?— le preguntó.
— Si, — dijo Liam, — solo fue a comprar algo para la cena.
Zayn asintió. — De acuerdo, entonces lo esperaremos.
Liam lo miró confundido. — ¿Qué pasa Zayn?— preguntó preocupado.
— Es sobre la cafetería, — informó Zayn, el castaño estaba a punto de preguntarle que era exactamente cuándo Louis llegó.
— Que bueno que llegas, — dijo Liam y el ojiazul lo miró preocupado, antes de que preguntará Zayn comenzó.
— Ha pasado una semana desde que he estado comprobando su trabajo, — Liam asintió, — ustedes me han visto inspeccionar detalle a detalle, y realmente no encontraba ninguna explicación del mal sabor de los pasteles, — Louis lo miraba impaciente así que el pelinegro continuó.
— Así que recurrí a las cámaras de seguridad.
Liam y Louis seguían confundidos, desde luego sabían que había cámaras pero ellos no tenían el acceso, eran sólo por precaución pero desde que se habían instalado en el centro comercial ningún robo había ocurrido.
— Acerquence, — pidió Zayn mostrando la grabación en su computadora.
— ¿¡Harry!?— exclamaron Liam y Louis al observar al rizado abriendo el mostrador y colocando una extraña sustancia en los pasteles.
— Lamentablemente en la cocina no hay ninguna cámara, — dijó Zayn, — pero estoy seguro que hizo lo mismo con cada pastel recién preparado.
Liam seguía en stock, el rizado era un buen chico, o al menos eso pensaba, el ojiazul tampoco podía creerlo, había tenido un enamoramiento secreto por el ojiverde y descubrirlo arruinando su cafetería era desconcertante.
— No lo puedo creer, — dijó Liam, — necesito hablar con él, yo no lo entiendo, — miró a Louis.
— Debemos enfrentarlo, — les dijó Zayn. — ¿Creen que pueda venir ahora?
— Debe de venir, — dijó el ojiazul furioso, — yo no puedo esperar hasta mañana.
— Llámalo, — pidió Zayn.