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— ¿Estás listo alumno?— bromeó Liam, le iba a enseñar a Zayn a preparar hot-cakes, ambos traían un mandil y tenían todos los ingredientes listos.

— Estoy listo chef Liam, — respondió el pelinegro con una sonrisa.

— De acuerdo, entonces vamos a comenzar a tamizar la harina, — indicó el castaño.

— ¿Uhm? ¿Qué?— preguntó Zayn confundido.

Liam le regaló una sonrisa y dijó.
— Te mostraré como, — tomó un poco de harina y le indicó, — tienes que ponerla aquí y entonces golpeas suavemente, — le pasó el recipiente, — vamos continúa tú, — dijó.

— ¿Así?— preguntó Zayn.

Él castaño hizo una ligera mueca. — Uhm, no tan fuerte, — dijo.

Zayn disminuyó su fuerza y el castaño se acercó a mirar si la harina ya estaba de la forma adecuada.
— Añade más, — indicó el castaño, — el pelinegro lo hizo y cuando comenzó a tamizar la harina, fue a la cara del castaño.

— ¡Zayn! — gruñó Liam, — ¡te dije que no tan fuerte!

El pelinegro no pudo evitar reír al ver el rostro de Liam cubierto de harina, el castaño lo miró serio.

— Ven, te lo quitaré, — ofreció el pelinegro tomando una servilleta.

— No, — dijó Liam, — ahora vuelvo.

— Vamos, yo te limpió, — repitió Zayn acercándose.

— Zayn, de verdad, déjame, — pidió el castaño.

— No, — Zayn impidió que Liam que se marchara abrazándolo por la espalda, — te dije que te limpiaría yo, — lo giró y comenzó a pasar la servilleta por su rostro. — Ya está, no era mucho, — dijo Zayn, pero seguía sin separarse del castaño.

Ambos se miraron a los ojos, Liam tampoco parecía querer apartarse, la distancia de sus rostros se fue acortando cada vez más hasta que sus labios finalmente se encontraron en un delicado beso, el castaño entreabrió los labios y Zayn aprovechó para intensificar el beso.

Hubieran continuado, de no ser porque el ojiazul llegó interrumpiendo el momento.
— Dios, que acaban de mirar mis inocentes ojos, — bromeó.

Liam se apartó de Zayn inmediatamente, el pelinegro se aclaró la garganta y dijó. — Liam me está enseñando a preparar hot-cakes.

— Interesante, — dijo Louis, — no recuerdo ningún paso que mencionara abrazos y besos, — después de decir eso les guiñó un ojo y salió de la cocina.

La mañana transcurrió tranquila, pronto llegó la hora del almuerzo y el pelinegro se ofreció a traer algo para los tres.

Liam estaba terminando de acomodar un pastel cuando Gigi entro en la cafetería.
— Zayn, salió a comprar algo, — le informó el castaño.

— Oh, de todos modos venía a hablar contigo, — dijó la rubia.

— Claro, ¿De qué?— preguntó el castaño despreocupado.

— Solo quiero que me digas si tienes sentimientos por Zayn.

— ¿Qué!?— preguntó el castaño un poco nervioso. — ¿Tú piensas que a mí me gusta Zayn?

— Zayn es muy atractivo, — dijo Gigi, — cualquiera podría enamorarse de él fácilmente.

— Bueno, no es mi caso, — dijó Liam, — es de lejos el hombre del que yo me podría enamorar, es presumido y bueno no me gusta en absoluto.

— Entonces me alegro, — dijó la rubia, — porque yo sé muy bien lo que le gusta a Zayn, y se que nunca se enamoraría de ti, él y yo estamos a punto de volver y no me gustaría verte con el corazón roto.

Dulce DeliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora