3

799 140 167
                                    

—Han pasado tres días Liam, — regañó Louis, — por favor, anímate, ¿Porqué no me acompañas está noche al bar?

— Sabés que no me agradan mucho esos lugares Lou, — dijó Liam, — dormiré temprano, mañana es sábado el día que más clientes hay.

— Ay Liam, ¿Qué voy a hacer contigo?— preguntó el ojiazul, — no me gusta verte así.

— Estoy bien, — dijo Liam,— lo prometo.

Louis lo miró enfadado, desde el día que el pelinegro había criticado su pastel, el castaño había estado triste, por más que Liam lo negara, el ojiazul lo conocía perfectamente.

Fue hasta el sábado cuando finalmente una sonrisa se dibujó el el rostro del castaño, Louis estaba agradecido, tener clientes animaba a su amigo, además era la prueba de que sus pasteles no eran para nada malos.

— ¡Ey chicos! — los saludó Charlie entrando en la cafetería. El muchacho se había convertido en un buen amigo de ellos, y aunque había tratado de llevar a Liam a una cita, el castaño siempre se las arreglaba para que se convirtiera en una salida que involucraba a Louis y Harry.

— Charlie, es bueno verte por aquí— dijó Louis, estaba pensando que sería bueno para el castaño salir con ese chico.

— ¿Ah si? ¿De que me he perdido?— preguntó Charlie.

— De casi nada, — dijo Liam, — bueno puede que haya hecho aquél pastel de manzana que tanto te gusta, — sonrió el castaño.

— Joder!— exclamó el chico, — lamento eso, el trabajo me ha tenido ocupado, pero tú sabés que yo amo ese pastel.

Liam sonrió, — ¿Quieres algo?— dijó señalando su vitrina.

— Oh, no— dijo Charlie, — hoy vine a invitarlos a cenar, ¿Qué dicen?

— Hoy es sábado bro, —le recordó Louis— hoy también voy al bar, — le recordó.

—Cierto, — asintió — bueno quizá el lunes...

— Pero a Liam le encantará ir, — lo interrumpió Louis, — ¿Verdad Li?

El castaño trató de encontrar una excusa, pero al no encontrar ninguna terminó aceptando,
— Si, eso estaría bien, — dijó Liam, — nos podemos reunir a las ocho, ¿Esta bien?

— Seguro. Pasaré por ti Li, — sonrió Charlie, — ahora debo irme, — se despidió.

[...]

El castaño no tenía idea de dónde cenaría con Charlie, aún así decidió arreglarse con un bonito traje azúl marino. Charlie era muy amable, había veces que venía con todo tipo de flores para él, pero a pesar de que a Liam le agradaba no se sentía atraído de la forma que se requería para una relación.

Luego de abordar un taxi, Charlie abrió la puerta para el castaño, y se dirigieron a la entrada del restaurante. El teléfono de Charlie sonó, cuando estaban a punto de entrar.

— Disculpa Li, — dijo el muchacho, el castaño le sonrió comprensivo y espero mientras Charlie atendía la llamada.

Justo entonces un conocido pelinegro paso a su lado, ambos se miraron sorprendidos.

— Oh, tu eres el chico de la cafetería, — señaló el pelinegro, — ¿Así que vas a cenar aquí?

— Me ves aquí, ¿no?— dijo el castaño irónico, le había tomado unos días olvidar el insulto del que creía sería su príncipe.

— Ya veo, — dijó el pelinegro, — te hará bien cenar aquí, y probar el pastel de este lugar, ¿Sabes? Es de alta repostería, tienen ingredientes de alta calidad, te va a encantar.

— Idiota, — dijó Liam mirándolo mal, pero el pelinegro nisiquiera lo estaba escuchando, el ya estaba caminando hacia su mesa.

Charlie tardó un poco con su llamada, para cuándo finalmente entraron al restaurante el castaño ya se moría por cenar. El camarero los guiaba a su mesa cuando Liam divisó al pelinegro, riendo junto a una bonita rubia. Una idea de venganza pasó por su mente, quizá solo fuera y arrojará un poco de champagne sobre él, pero tampoco quería que le negaran la entrada al lugar por causar desorden.

— ¿Charlie?— habló Liam.

— ¿Si?— preguntó el chico.

— Vi a alguien y quiero saludar, en un momento voy a nuestra mesa, ¿De acuerdo?— preguntó el castaño.

— Sí, está bien, iré a lavarme las manos, — informo el chico.

Liam le sonrió, y con la misma expresión de felicidad se dirigió hasta la mesa del pelinegro.

— ¡Bebé! te he extrañado tanto, — dijó dejando un sonoro beso en su mejilla y abrazándolo efusivo.

— ¿Bebé?— el pelinegro lo miró totalmente confundido.

— Ay, amor veo que te estoy tomando por sorpresa, — dice Liam, — oh y, ¿Quién es ella?— dice mirando a la rubia, — ayer me dijiste que cenarias con tu madre, ¿Es ella?

— ¡¿Qué demonios Zayn?!— chilla la rubia, — ¿De verdad luzco como su madre!?, — pregunta aterrada.

El castaño muerde sus labios, lamenta haber llevado la broma un poco lejos, bueno ahora al menos tiene el nombre del pelinegro. Empuja la culpa y decide continuar su actuación.

— Zaynie, no te quedes callado, — dice abrazándolo nuevamente, el pelinegro trata de soltarse pero Liam no se lo permite.

— ¡Ni siquiera sabía que eras gay!— dice la rubia con una mueca.

— Gigi, no él no es....— antes de que pueda negarlo, Liam se apresuró a hablar.

— Basta bebé, yo sé que querías que lo nuestro siguiera en secreto pero creo que es momento de dejar de escondernos.

— Zayn! — vuelve a protestar la rubia, — ¿sabés qué? ¡me voy! Sabes dónde encontrarme si de verdad quieres compensar esto, — se toma el vino de un trago y azota con fuerza la copa antes de marcharse.

Cuando finalmente se aleja, el castaño suelta al pelinegro.

—¿Estás jodidamente loco?!— dice Zayn completamente exaltado mirando al castaño, — nisiquiera te conozco y ahora has jodido mi cita.

— Uhm, tu también arruinaste  mi cena con tu comentario allí afuera— dice Liam encogiéndose de hombros, — estamos a mano. Que tengas buena noche Zaynie, — le sonríe antes de llegar a su mesa con Charlie.

El pelinegro lo mira mal, pero decide no hacer nada . . . por ahora. Pide la cuenta y se marcha del lugar.


¿Qué les pareció? Estoy muy agradecida de verdad de que lean esto ❤️

Dulce DeliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora