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— ¿Entonces haremos la nueva receta?— preguntó animado el pelinegro. Zayn y Liam estaban preparando los pasteles del día, cómo se les había hecho costumbre ambos llegaban muy temprano y empezaban a trabajar.

— Por supuesto, — sonrió el castaño, — será un buen día para ponerla a la venta, ahora que los clientes están volviendo.

Zayn le sonrió y siguió las indicaciones del castaño, no perdía oportunidad para tocarlo, ya fuera al pasarle las cosas o mientras preparaban la masa. Compartieron algunas risas cuando el pelinegro olvidaba alguna indicación.

— Louis llegará pronto, — dijó Liam, — iré afuera a limpiar las mesas, ¿Podrás decorar tu solo el bizcocho?— preguntó.

— Claro que sí, — sonrió Zayn, — te veo en un momento.

El castaño salió y Zayn esperó a que el pastel se horneara para poder decorarlo. Se tomó su tiempo y cuando estuvo satisfecho con el resultado salió emocionado a mostrarle a Liam. Vió que Louis ya había llegado, y Liam estaba acomodando unos vasos, sonrió ante la vista, pero su sonrisa se desvaneció un poco cuando encontró a Gigi en una de las mesas de la cafetería.

— Zayn, — hablo la rubia, — he venido a buscarte aquí porque apenas y vas a tú oficina y...

— Está es ahora mi oficina, — dijó el pelinegro, — te lo dije, es parte de mi trabajo.

— Dudo mucho que te hayan ordenado venir a hornear pasteles, — dijó Gigi. Liam tomó el pastel que todavía sostenía Zayn y lo llevó al mostrador— además de supone que las cosas van bien en esta cafetería, ¿Por qué no la dejas ya?

— Si no te has dado cuenta sólo son dos, — explicó Zayn, — Liam y Louis necesitan ayuda ahora que los clientes han regresado, y no podemos confiar en cualquier persona.

— Vamos afuera— pidió la rubia, el pelinegro le dió una mirada de disculpa a Liam y salió. Ambos habían acordado olvidar el incidente de la noche en qué Liam lo visitó, pero por alguna razón ninguno quería olvidarlo.

El castaño no pudo evitar mirar por el cristal, Gigi acomodó la camisa de Zayn mientras le daba dulces sonrisas. Estuvieron hablando unos minutos y por fin el pelinegro regresó a la cafetería.

— Liam, ¿Se te antoja algo en especial para almorzar? Puedo traerlo, Gigi y yo almorzaremos fuera, — explicó Zayn.

— No, yo estoy bien, — dijó Liam,— gracias.

— ¿Y tú Louis?— ofreció el pelinegro.

— No te preocupes, —  sonrió el ojiazul. Zayn salió y Liam miró cómo Gigi se apresuró a tomar su brazo.

— ¿Estás celoso Liam?— preguntó el ojiazul, observándolo detenidamente.

— No, — mintió Liam, — no tengo porque.

— Pues te he notado muy cercano a cierto príncipe pelinegro, — habló Louis, recordándole al castaño el apodo con que había nombrado a Zayn.

— Te lo dije antes Lou, él y yo no podremos ser nada más que amigos... Zayn está con Gigi.

— ¿Cómo lo sabés?— preguntó Louis, — ¿te lo contó?

— Es obvio, — dijó Liam, — si no, no se tomaría tantas molestias con ella— posteriormente ninguno tocó el tema y siguieron trabajando ya que los primeros clientes comenzaban a llegar.

[...]

— Aquí está tu bebida Karen, — sonrió el ojiazul, — ¿Estás segura que no quieres que llame a Liam?— ofreció.

Dulce DeliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora