Capitulo: 4

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Dios mío... Si por la Isla había chicos así, creo que empezaría a salir más seguido. El chico era muy lindo, tendría mi edad si no es que un poco más, pelo negro con el pelo ondulado, lindos ojos azules.

¿Lindos? ¡Preciosos ojos azules!

Vestía una camiseta roja, con unas bermudas negras que le quedaban bastante bien.

Vino corriendo hacia nosotras y pude notar que tenía unas cuantas pecas en su rostro.

—Espérenme... —jadeo, seguramente por haber corrido tan rápido.

—¿No, que muy atlético? —preguntó Cata de forma burlona.

Era obvio que se conocían.

—Las vengo persiguiendo desde que salieron del supermercado, tengo mi justificación —respondió soltando una sonrisita.

¡Este de que película salió! Seguramente es uno de los chicos mas lindos que habré visto en mi vida, en persona obviamente por nadie le gana a mi queridísimo Harry Styles.

—Buenos días, doña Rosa, permítame —le quitó las bolsas que mi abuela llevaba.

—¡A mí también me pesan estas bolsas! —se quejó Cata levantando lo más alto que pudo las bolsas que llevaba.

El chico rodeó los ojos y le sacó tres bolsas de la mano haciendo que ella solamente se quede con una.

Era fuerte en varios sentidos.

—¡Cata! —gritó mi abuela, Cata solamente se encogió de hombros.

Él negó con la cabeza divertido y desvió su mirada hacia mi.

Actúa normal, no actúes como tonta, no te encuentras gente así todos los días.

Creo que esta vez te voy a hacer caso.

—¿Tú también necesitas ayuda? —preguntó señalando las bolsas.

Si.

—N-no pero gracias.

Genial había tartamudeado, eso le iba a dar a entender que estaba nerviosa.

—¡No tengas vergüenza! él es multitareas —dijo Cata pasando su brazo por mis hombros y se quedó viéndolo unos segundos. —¡Él es Max! —grito dejándome básicamente sorda.

—Que bien... —murmuré apretando mi oreja.

Hasta que recordé que Max era al que le gustaban las mismas "horribles gomitas" que a mí o eso decía Cata y quien iba a ayudarnos con la mudanza.

—Cata, creo que le reventaste un tímpano —agregó la abuela haciendo reír a Max y ganándose una mala mirada de Cata.

—Como sea, Max ella es Natalia, Natalia el es Max conocido como multitareas

—Un gusto —dijo Max con una sonrisa.

—Igualmente.

¿Por qué sone tan seca?

—¿Segura no quieres que te ayude? —volvió a preguntarme Max.

Puedes ayudarme en todo lo que quieras.

Negué con la cabeza.

—Como quieras pero si te llegan a pesar avísame —dijo para después guiñarme un ojo.

Cata dijo que iba ayudar con la mudanza ¿Cierto? bueno esperemos que las cosas lleguen de a poco para poder verlo más seguido

Como el supermercado quedaba cerca, ya casi llegábamos a la casa, mi abuela, Cata y Max se la pasaron hablando y de vez en cuando me preguntaban una que otra cosa pero yo como siempre respondía con sí y no.

Un amor de verdad #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora