Capitulo: 5

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Domingo por la noche, hoy oficialmente se cumple un día desde que llegué a vivir a la Isla Victoria y seis desde que nos instalamos en la nueva casa y la verdad es que... No se pensar sinceramente, sigo discutiendo con mamá, Cada día Cata me cae mejor e incluso mis primos me caen muy bien mejor de lo que creí, son muy chistosos pero el que mejor me cae es Luis el hermano mayor de Cata no nos parecemos en nada pero puedo hablar con él de todo.

Además es el que me da disimuladamente información sobre Max, porque para qué mentir me interesaba un poco, se que es un año mayor que yo pero al parecer vamos al mismo curso porque repitió un año por unos problemas que nadie sabe.

Misterioso, interesante...

¡Hablando de colegio empiezo mañana! ¡Ni siquiera lo empecé y no quiero ir! Primero que nada por que tengo que levantarme a las seis de la mañana porque como es obvio voy turno mañana cosa que no me gusta para nada ¡Odio madrugar! ¡Por una razón fui toda mi vida al turno tarde! Pero no tenía opción porque era el único colegio en toda la isla así que o me gustaba ese colegio o me aguantaba porque no había otro, además de escuchar varias amenazas de mamá de que tenía que portarme bien porque era el único colegio y que no había nada que hacer si me echaban y bla bla bla.

A ver me había metido en problemas un par de veces pero tenía mi justificación los demás me molestaban y que... ¿Iba a esperar a que se aburrieran de molestarme? No. Así que uno que otro golpe y listo problema solucionado, si se que la solución no es la violencia pero Joel un compañero nunca más me volvió a molestar después de que le di una buena patada y lo dejará sin descendencia.

Así que no tiene porque decirme nada.

Volviendo al presente tengo que terminar de preparar la mochila, no llevo mucho, una carpeta y la cartuchera con los útiles esenciales por lo tanto la mochila es bastante liviana.

Espera unos meses y ya no será tan liviana.

—¡Natalia, tu camisa ya está planchada! —gritó mamá.

—¡Voy!

Salgo de la habitación y voy directo al comedor. Mamá está con un camisón color rosa y el pelo hecho un desastre.

—Tu uniforme —me dio la camisa blanca que es parte de mi nuevo uniforme. —Por favor la próxima vez avísame más temprano... —dijo malhumorada y desconecto la plancha.

¡Pero si le avise temprano!

—Te avise temprano... —murmure para que no me escuchara pero me escucho.

Me huele a pelea.

Seguro...

—Tenía cosas que hacer, pudiste plancharla, tu —reclamo señalándome.

Tiene que ser un chiste ¿No?

—Eso iba a hacer pero... —aclaré la garganta para poder imitar su voz. —No, no ¡Yo la plancho la ultima vez casi quemas la ropa!

Ella rodeó los ojos y suspiró molesta.

—Primero yo no hablo así, segundo ¡No podía permitir que quemes la camisa que tienes que usar mañana!

—¡Entonces no te enojes conmigo!

¡Por qué tenía que ser así conmigo! ¡No lo entiendo!

—Sabes que... Es tarde y tu tienes colegio mañana y yo no quiero discutir, así que ponte el pijama y a la cama —ordenó.

Ya tenía puesto el pijama ¿No se dio cuenta?

—Pero... —antes que pudiera decir algo me interrumpió.

Un amor de verdad #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora