Capítulo: 14

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Junto con Cata habíamos decidido ir a mi casa para hablar de la salida con Max y para estar más tranquilas nos encerramos en mi cuarto.

Nos sentamos en mi cama y empecé a contarle todo, lo de la biblioteca, como se acordaba del libro del que le había hablado, de que me consiguió un libro de mi gusto y lo más importante... ¡El beso súper cerquita de los labios!

—¡Pudo haberte besado! —grito Cata alegremente mientras me sacudía.

Pudo... Pero no.

—¡Le gustas! ¡Le gustas! —empezó a cantar haciéndome reír.

Bueno esta vez no podía contradecirla

Nunca me había dado tanta alegría darle la razón a alguien.

Pero no creo que la palabra sea gustar...

¿Ahora que?

Rossi siempre me dijo que muchos chicos se acercan a ti por una cosa en específico...

Y bueno Max podía parecer del sueño pero es hombre ya los hombres siempre hay que tenerles desconfianza.

¿Quieres encontrar algo malo? No le gusta Harry Potter ¡Ahora déjame ser feliz!.

—¿Cata hace cuánto conoces a Max?

Ella lo conocía mejor que yo, eso seguro así que busquemos información.

—Desde que nací ¿Porque?

Bueno eso era bastante tiempo, aun mejor.

—¿Cómo es Max? ¿Con las chicas?

Para que dar muchas vueltas, ahí que ir directo al grano.

Cata se quedó viéndome fijamente y me dio un poco de miedo.

—Le gustas tarada.

Bueno gracias...

—¡Responde mi pregunta!

Murmuró algo que no entendió, seguramente algo en contra de mi.

—Pues... Suele pasar tiempo con la chica y sale de su casa.

—¿Por qué tienes que resaltar lo de salir de su casa?

—¡Porque no le gusta salir! —me tomó por los hombros y me sacudió. —Si te contaré las veces que tuve que rogarle para que me acompañe a algún lugar, no me daría esta vida.

¿Por qué sentí que ya me lo había dicho antes? Así porque era lo que más resaltaba de él.

Conmigo si salía y los veía casi todos los días gracias al colegio, además de que me acompaña hasta casa.

Lo ves tú eres la única que no se da cuenta.

—Además de que ya te tenía... —antes de que pudiera terminar de hablar ella misma se cortó y se tapó la boca con su mano.

No, no, no Catalina, ahora vas a hablar.

—Cata...Termina de hablar

Me sonrió nerviosamente y rápidamente se puso de pie.

—¡La tarea de inglés! ¡Tengo que ir a hacerla!

—¡Pero...!

Muy tarde se había ido.

¿Por qué no corre así de rápido en las clases de educación física?

¡Da lo mismo! Recuerda que hablaban de Max y cuando iba a decir algo se calló.

Es verdad, gracias conciencia.

¿Qué habrá querido decirme Cata?

—¡NATALIA!

Un amor de verdad #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora