Martes 7:30 AM segundo día de clases, ayer intenté dormir más temprano para no parecer un zombie... Pero no lo logré y ahí estaba en camino a la escuela como un zombie sacado de una mala película, con Cata a mi lado reclamandome el porque no le había contado lo de Max, que tuve que despertarla y bla bla bla.
—¡Estoy indignada! —repitió Cata.
—Si Cata ya sabemos lo repetiste como mil veces... —murmuró Thomas que apenas podía abrir los ojos de lo dormido que estaba.
—Hermanita querida no sé si sabes pero son las... —Luis vio la hora en un reloj imaginario que estaba en su muñeca. —7:30 de la mañana podrías dejar de gritar! —gritó Harto.
Que contradictorio le pides que deje de gritar, gritándole.
—Que estés de malas por lo de ayer no es mi problema —dijo Cata cruzándose de brazos, ganándose una mirada asesina por parte de su hermano.
Ayer mis tres queridos primos llegaron a la hora de la merienda y solamente voy a decir que cuando el sermón que le estaban dando paso a ser algo más que un sermón, básicamente les dijeron que si volvían a irse sin avisar, un poco más y se volvían huérfanos, mamá pensó que era buen momento para irnos a casa.
—No hables de lo que no sabes y caminen más rápido —ordenó Luis malhumorado.
Cata le sacó el dedo del medio y empezó a preguntarme cómo me había ido con Max.
—Estuvo bien.
—¿Bien? ¡Detalles dame detalles! —chasqueo los dedos desesperados.
Cosa que me hizo bastante gracia.
—Hablamos unos minutos, no hay muchos detalles...
—¿Ni siquiera un beso de despedida?
Negué rápidamente.
Ojalá.
Cata soltó un suspiro algo desilusionada.
—Bueno ya se van a volver a ver hoy —aseguró más para sí mismo que para mí.
Caminamos unos cuantos minutos más y llegamos a la placita para reencontrarnos con Max, tenía puesto su uniforme, está vez tenía una gorra color azul oscuro y al contrario de nosotros cinco se lo veía con más ganas de vivir.
Igual que ayer Martín silbó para que nos notara y gracias a eso se acercó a nosotros, nos saludó y Cata al ver que a mí me dio un beso en la mejilla me dio un ligero codazo acompañado de una sonrisa pícara.
—No entiendo cómo estar tan... —Martín puedes intentar buscar una palabra para describir a Max pero parecía no encontrarla.
—Sin ganas de matar a nadie —soltó Thomas, haciendo reír a Max.
—Ni idea, supongo que mejore el sueño —respondió encogiéndose de hombros.
Cata se acercó a mi.
—O tal vez porque tú lo pones de buen humor...—susurro para que solamente yo la escuchará y provocará que me pusiera roja.
—Ya se está haciendo la hora de entrada y nosotros aquí ¡Vámonos, vámonos! —Thomas nos empujó para que empezáramos a caminar en dirección a la escuela.
De mis tres primos Thomas es el más responsable e inteligente pero también tiene un gran defecto... Es bastante terco, yo mismo lo comprobé porque gracias a eso siempre discutía con todo el mundo así que yo siempre intentaba darle la razón o cambiar de tema . Si todo eso aprendí de él, en una semana.
Llegamos justo a la hora de entrada, recibimos el saludo de la directora y cada alumno fue directo a su salón, bueno excepto Max que tuvo que ir al baño y nos pidió que le cuidáramos el lugar. Igual que ayer me senté delante de todo pero para mi sorpresa Cata no se sentó conmigo si no que siguió de largo y se sentó detrás de mí en el que sería el asiento de Max.
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Un amor de verdad #1
Teen FictionDivorcios es algo tan común hoy en día que ya no nos sorprende tanto cuando lo decimos. Sin embargo, las cosas siempre suelen cambiar cuando las parejas se separan de una o de otra forma y más si tienen hijos. En el caso de Natalia debe de mudarse a...