El domingo por la mañana ambos salieron de la cama muy a su pesar, Mayte lo felicitó por el día del padre con una ronda de abrazos y besos con sabor a despertar que deseaba fuera interminable, fácilmente podrían quedarse el resto de sus vidas abrazos al haber descubierto la calma y el sentimiento de lugar seguro que les causaba estar así, disfrutaban muchísimo compartir el calor de sus brazos y ella amaba escuchar los latidos de su corazón al recostarse sobre su pecho, aquel hueco que había entre su cuello y su hombro se había convertido en uno de sus lugares favoritos para refugiarse, después de haberse cambiado de ropa bajaron a la sala y Mayte lo despidió.
Mayte: Espero que pases un buen día -Dijo sinceramente.
Manuel: No quiero estar separado de ti todo el día -Dijo con cara de niño pequeño
Mayte: Manuel, no seas exagerado -Se rió. Solo va a ser un día y es para que lo puedas pasar con tus hijos -Acarició su mejilla.
Manuel: Ajá, eso me encanta, pero no te voy a poder besar -Suspiró mientras acariciaba su cintura.
Mayte: Pero si puedes pensar en mis besos -Le dijo como solución.
Manuel: No es lo mismo -Negó. Prefiero saborearlos que imaginarlos -Dijo mientras se acercaba a ella y hacía que sus narices se rozaran.
Mayte: Te amo -Sonrió con el característico nerviosismo que siempre le causaban.
Manuel: Y yo a ti -Besó la punta de su nariz.
Mayte: Nos vemos después -Besó su barbilla.
Manuel: Puede que por la noche me vuelva sonámbulo, salga de casa, tome el auto para conducir hasta aquí y termine durmiendo entre tus brazos -Le advirtió mientras la miraba a los ojos.
Mayte: Bueno, entonces señor sonámbulo, puede que yo lo esté esperando con los brazos abiertos -Sonrió mientras acariciaba su cabello.
Manuel: Es un trato, señora cura -Se rió.
Mayte: Cura? -Preguntó con cierta diversión.
Manuel: Si -Asintió mientras acariciaba su mejilla.
Mayte: Que significa eso exactamente? -Preguntó un tanto confundida.
Manuel: Que eres la cura de absolutamente todos mis males -Le sonrió. Eres como una pequeña luz que alumbra hasta el rincón más obscuro y transforma todo -Dijo sinceramente. Siempre has sido mi cura, May -La miró.
Mayte sonrió ante sus palabras y decidió no decir nada porque tenía las lágrimas atoradas en la garganta amenazando con salir en cualquier instante, al notarlo Manuel la estrechó entre sus brazos y después le dio un beso con sabor a promesas, antes de que se fuera ella le dio una llave para que pudiera entrar más tarde, segundos después lo vio partir y le dijo adiós con la mano, entró nuevamente a casa y se dispuso a hacer algo de ejercicio, tenía bastantes días sin hacerlo y ya le hacía falta, cuando Manuel llegó a casa sus hijos lo recibieron con algunos regalos y abrazos de amor, sonrió al sentirse tan afortunado por todo lo que tenía en la vida, el amor que siempre había buscado y los hijos que siempre había soñado.
Lucerito: Te gustaron tus regalos, pa? -Preguntó emocionada.
Manuel: Si -Asintió. No hacía falta que me dieran tres regalos, pero gracias -Les dio un beso en la cabeza.
José: Te lo mereces -Sonrió. Eres el mejor papá del mundo -Dijo sinceramente.
Lucerito: Y este va por cuenta de May -Le señaló la pulsera que estaba en la caja roja.
Manuel: De Mayte? -Preguntó sorprendido y un tanto nervioso.
Lucerito: Si -Asintió. Estaba hablando con ella cuando comprábamos los regalos y me pidió el favor de que buscara algo especial para ti -Le contó.
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Las vueltas de la vida
FanfictionLa vida tiene sus reglas, no importa cuánto deseemos o queramos algo porque sólo sucederá en el momento correcto, no importa el tiempo, ni la distancia, ni las vidas que se tenga que esperar para ello, si tiene que ser, será.