CAPÍTULO 9

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Fijé mi atención al techo de mi habitación.
Las yemas de mis dedos acariciaron mis labios reviviendo aquel momento. Aún no podía dejarme de regañar por haberlo besarlo.

¿En qué estaba pensando?. Sólo... me dejé llevar.

No podía dejar de pensar en cómo lo miraría a la cara.

No podía dejar de pensar en hasta donde hubiera llegado, si esa alarma no hubiera sonado.

Maldito alcohol.... me lleva a hacer cosas sin pensar en las consecuencias. Y ahora la culpa se estaba adueñando de mi.

Di media vuelta, cerrando mis ojos. Buscando conciliar el sueño. Pero abrí mis ojos, al sentirme culpable.

No debí haber ido a esa fiesta.

No debí jugar ese tonto juego.

Mo debi ser impulsiva.

No debí besarlo.

Domingo

Tomé una botella de detergente entre mis manos y un paquete de galletitas. Me acerqué al mostrador de la dueña del almacén.

-Buenas tardes, querida- me saludó la amable y tierna adolescente.

-Buenas tardes- force mi mejor sonrisa. Aún tenía sueño.

Apenas pude dormir.

-¿Algo más?- me preguntó, al guardar las dos cosas en una bolsa.

Negué.

Luego de pagar por los productos, salí del almacén llevandome a la boca uno de los caramelos que me dieron como parte del vuelto. Al parecer la chica se había quedado sin cambio.

Estaba echa un desastre. Llevaba puesto aún el viejo pantalón de mi pijama, una campera igual de vieja, y mi cabello se encontraba recogido en una alta coleta. Ni siquiera me peine. Y apuesto que tengo unas enormes ojeras.
Sin contar la resaca. Por más que no haya bebido demasiado, tenía resaca.

Ingresé al edificio encontrandome con el dueño del mismo en el mostrador. Lo ignore. Aún sigue sin caerme bien.
Creo que él ya lo sabía porque no se molestaba en saludarme. Sabiendo que no le devolvería ese saludo.

Comencé a subir las escaleras, escalón por escalón, con mucha dificultad. Sentí que cada paso me costaba aún más.

Nota mental: la próxima vez que te inviten a una vista, no vayas. Inventa algún escusa, ponte del lado de tu hermana. Pero no vayas.

Soy pésima para salir a fiestas.

Al menos creo que Fiore la pasó bien.

Al llegar a mi piso, caminé por el pasillo, en dirección a mi departamento.

-Ja ja ja- oí reír a mi madre.

Me detuve en seco, cuando los logré visualizar. A ambos.

Mi madre en la puerta del departamento de Zai'd, sonriendo. Y Zai'd apoyado sobre el marco de su puerta, sonriendole a mi madre.
Parecía estar... no. No puede ser.

Sentí que alguien se detuvo a mi lado, pero ni me moleste en averiguar por quien se trataba.

-Muy pronto tendrás que llamarlo "papi "- murmuró una voz masculina a mi lado.

Ahora si, levanté la mirada encontrandome con el perfil de quién yo creo que es, el hermano mayor de Zai'd. Quizás sea su amigo ó un primo.

-¿Disculpa?- solté, confundida.

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