CAPÍTULO 26

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Me cepille los dientes encontrandome con mi propio reflejo en el espejo del baño.
Quería ver a Zai'd. Deseaba ver a Zai'd.

La puerta se abrió, llamando mi atención.

-Tomaré mi perfume...- informó, ingresando.

Limpié mi boca, y la enjuague, colocándo mi cabello a un costado ya que me estorbaba.

-¿Quieres que está noche prepararé pizzas así cenamos todas juntas?- preguntó mi hermana desde la puerta.

-Si. Me encanta la idea- me enderece, fijando mi atención en aquella hermosa mujer.

Su ceño se apretó, confuso.

-¿Qué es eso?- preguntó, acercándose. Sus dedos tocaron mi cuello.

-¿Qué? ¿Que tengo?-

- ¡Por Dios! ¡Es un.....- bajó la voz, cerrando la puerta -... un chupeton- agregó en voz más baja.

¿QUÉ?.

Aterrorizada, busque mi reflejo en el espejo nuevamente, hasta dar con el chupeton.

Era como una marca temporal de amor. Algo así como un tatuaje de color rojo que se apaga de forma natural después de unos días.

Zai'd.

-Vanessa...- soltó Fiore, llamando mi atención a su interrogativa mirada -¿Quién....-

-Nadie- mentí de repente, cubriendo esa marca con mi propio cabello.

-Si, claro. ¿Y te levantaste está mañana y tenías eso en tú cuello?- ironizó -No nací ayer,Vanessa. ¿Quién te lo hizo?-

-Nadie- repetí, intentando huir del baño. Podía sentir mis mejillas ruborizandose.

Sin embargo, Fiore no terminaría con el interrogatorio tan rápido y fácil, así que se interpuso en mi camino, bloqueando la puerta. Mi salida.

-¿Acaso fue....- la miré, entrando en pánico. No... ella jamás diría que fue... -... Zai'd?-

Mierda. ¿Cómo....?.

Sonreí, nerviosamente.

-Dices cada cosa...-

-¿Ah si?...- se cruzó de brazos -Zai'd y tú últimamente pasan mucho tiempo juntos. Ensayando, para ese concurso para el cuál fueron.... Yo diría que he acertado- me desafió.

Diablos...

No podía mentirle.

Ya no podía guardar el secreto. Ella es mi hermana, la persona en la que más confió.

Suspire, dándome por vencida.

-Fue él- murmure, en casi un susurro.

-¡Oh por Dios! ¡Lo sabía!- estalló.

-Shhh....- le pedí que hablará más bajo -Mamá podría oirte-

- ¿Y que tiene de malo?, al fin y al cabo ella también debe saberlo....- analizó mi rostro -¿No?-

-Si... bueno... pero todavía no es el momento- confesé -Eres la primera en saberlo. Y... por favor, por favor, no le digas nada a mamá, yo quiero contárselo- le pedí.

De repente, la puerta fue empujada del otro lado, pero sólo llegó a entre abrirse antes de que nosotras dos la volvamos a cerrar, como si estuviéramos haciendo algo malo, algo que no podía ser descubierto.

-¿Qué pasa?- preguntó mamá del otro lado -¿Qué hacen?-

-Nada... sólo... un segundo- pidió Fiore.

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