Win no podía decir que su relación amorosa comenzó como un cuento de hadas. No existió esa chispa y nadie desapareció alrededor.
Si es honesto. Al inicio su pareja dio el noventa de cien para impulsarlo todo, para conquistarlo y que poco a poco gan...
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El mundo parece detenerse. El sentimiento de pánico mezclado con miedo, ahora es real. Como si fuera un delito. En un cubículo del baño de su preparatoria, con tan solo dieciséis, el resultado marcado en el objeto de plástico blanco que descansa en sus manos ha hecho que la vida del joven Metawin de un giro brusco, alarmante y poco prometedor...
Las dos rayas rojas (más intensas de las que vio jamás) en la prueba no mienten, en su vientre... habita un bebé. Las lágrimas abundantes y amargas comienzan a bajar por sus mejillas. No es un llanto de alegría, es un llanto de temor, de auténtico pánico.
«¿Por qué? ¿Por qué?»
Se pregunta una y otra vez. Una pequeña gota de esperanza aún lo mantiene con fe. La prueba puede fallar, quizá si va a un laboratorio puedan confirmarle que la prueba es defectuosa.
Su respiración irregular parece normalizarse poco a poco al aferrarse a esa idea como si se tratara de un salvavidas. Con la mano en el pecho, intenta convencer a su alterado corazón de calmarse.
Dos toquidos en la puerta de metal lo hicieron salir sus pensamientos de manera brusca y traerlo a su realidad.
— WinWin, ¿está todo bien? — preguntan con voz preocupada al otro lado de la puerta.
Decidió rendirse y desechar la esperanza por el caño. Su consciencia le recuerda que podría haber fallo en una prueba, pero no en las cinco que se han realizado.
— Nada está bien... — murmura con amargura — ¡Nada lo está! —grita mientras se derrumba de impotencia, abriendo la puerta del baño. Su cabeza está hecha un lío y su corazón golpea con fuerza. Es un desastre lleno de lágrimas y mocos. Su cuerpo tiembla y su mirada al fin tiene las agallas de elevarse para encontrar la mirada confusa de Nani Hirunkit, su mejor amigo.
— ¿Es positivo? —preguntó dudativo.
— Si... — farfulla—. ¡Maldita sea, sí!
— ¡Oh Dios, Win!
— Pero quizá esté equivocada —el atisbo de fe sale a relucir—. No he sentido nada más que las náuseas, que puede ser un problema estomacal. Quizá la sanguínea me diga que esta porquería está defectuosa y nos reiremos mucho por este drama en el futuro.
— Win, sé que es difícil, pero sabemos que fueron más de una y sí, puede haber falsos negativos... pero no falsos positivos -. Sus palabras terminaron por derrumbar lo poco que quedaba. Hirunkit se acercó a su pequeño pelirrojo, lo toma de las manos, envolviéndolo en sus brazos, y dando leves palmaditas en su espalda—. Todo estará bien, te lo prometo.
