''Esto es suficiente para mí, es suficiente para mi corazón''
El murmullo no era claro del todo; su subconsciente intentaba enfocarse y descubrir de quien venía el sonido agradable. Sintió suaves caricias circulares en su abdomen y los aterciopelados besos en su cuello; jadeó.
Se obligó a abrir los ojos y poner su mundo en foco; suspiró profundamente, estirando ligeramente su cuerpo. Los orbes grises lo veían como si de un ser divino se tratase, absoluta devoción.
La sonrisa divina y dulce le fue regalada; mientras el contrario movía las largas pestañas de arriba hacia abajo, sintió el cuerpo envolverlo, atrayéndolo hacia él como un imán, destacando su adictivo olor a frescura.
— Buenos días —la voz sonaba como un canto alegre al alba.
— Umhh... —fue todo lo que el adormilado pelirrojo pudo musitar.
El pelirrojo se desconectó totalmente del mundo después de su segundo orgasmo. No ha pasado por alto el hecho de su creciente deseo sexual. No es precisamente que no lo tenga constantemente alto, pero suele ser controlable. Sin embargo, la palabra misma no existe en su vocabulario en la actualidad.
— Despierta, rojito —murmuraba ligeramente contra el oído del menor.
— Umhh...
— Anda, tenemos que irnos o llegaremos tarde.
— ¿Tarde a dónde? —cuestionó. —Mis padres dijeron que querían a Namm hasta la tarde. —No me obligues a levantarme, Chiva-aree—amenaza.
Bright sonrió al ver que en verdad no planeaba despertarse. Soltó una risita ante las negativas de su prometido. Suspiró y destapó el cuerpo que aún se encontraba entre las sabanas; terminó tan exhausto que no sintió cuando fue llevado al baño y terminó limpio la noche anterior. Era como un maniquí se dejó hacer sin notarlo.
— ¡Bright! —exclamó el menor.
— ¿Uh? ¿Te niegas a salir de la cama por tu propio pie, no es así? —arqueó la ceja subiéndola y bajándola.
— ¿Qué planeas? ¿Acaso no es mejor quedarse en casa y que me hagas el amor ahora?
El rubio pareció meditarlo un segundo y una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro. Como depredador se subió un poco al cuerpo, logrando que el pelirrojo debajo de él cerrara los ojos en espera de los juguetes previos.
Grande fue su sorpresa cuando sintió sus piernas siendo levantadas junto a su cadera y sintió la tela ajustarse a él. Abrió los ojos admirando cómo su rubiecito se da la tarea de ponerle el bóxer y unos pantalones.
— ¿Es serio? —lo miro con el ceño fruncido.
— Sí, muy en serio. Nada es más placentero que estar dentro de ti —admitió —pero te aseguro que llegaremos tarde, y no haremos el amor apresuradamente.
Los orbes verde agua no estaban mostrando felicidad, era más bien exasperación. Sí lo cuestionaba una vez más, a donde irían, probablemente brillitos no le dirían. Así que perezosamente se arrastró hasta la orilla de la cama para levantarse y justo al lado de sus pies unos mocasines de piel, negros. El ojo gris se hincó, dándole un golpecito en el tobillo para que levantara el pie y colocárselos.
Sonrió satisfecho y acarició la mejilla de su prometido, quien lo observaba como si así descubriera el plan que tiene entre manos. Por supuesto, no lo descubriría; está todo perfectamente cubierto. Le entregó el agua, el ácido fólico y sus vitaminas junto a su galleta de jengibre de esa mañana antes de que las náuseas lo atacaran, cosa que agradeció sinceramente.
Camino hacía el baño, cepillo sus dientes y arregló su cabello. Fue seguido por su prometido, quien llevaba una camisa color durazno, un color suave sin duda.
— ¿De verdad no piensas decirme nada? —intento una vez más.
La sonrisa apareció nuevamente mientras negó con la cabeza de forma descarada; el pelirrojo rodó los ojos y suspiró, rindiéndose al fin para permitir que su chico le coloque la camisa. La abotonó con maestría y caminó hacia atrás unos pasos, admirándolo con ojos llenos de satisfacción.
«Win, ¿de verdad planeas compartir tu vida con este loco?» Se cuestionó, pero por supuesto que estaba dispuesto. Aún ir en contra de él mismo es ridículo.
Bajaron despacio por la escalera, percatándose al fin el pelirrojo del silencio absoluto en su hogar; puede que Namm no esté, pero suele haber mucho movimiento por parte de Nana Godji y del gigantón amigo de Bright llamado Sukh, del cual no sabe mucho. Honestamente, Bright dijo que le explicaría todo en cuanto llegará el momento y han pasado dos días de aquello.
No cuestionó más; en dos días se enfrentaría a Luke y su cabeza tan solo estaba preparándose para ese momento, ese momento donde hablaría de lo que sucedió cuando tenía dieciséis, donde sus padres se enterarían de la verdad.
Nada le preocupaba más que lastimarlos.
— ¿Dónde están todos? —preguntó apenas llegaron a la parte baja de la escalera.
— Nana dijo que debía ir a una cita y Sukh, bueno, estaré hoy contigo así que no necesita venir...
— El grandulón no es mi niñero, Bright — suspiró.
— No, no lo es —afirmó. —Ya no te quejes, anda o de verdad se hará tarde.
Entrelazo los dedos con el menor y elevo la mano blanca para besar los nudillos con suavidad.
— Realmente guapo. —dijo el rubio dos simples palabras, pero causando un maremoto interno en el pelirrojo, tiñendo sus mejillas...
— ¿No dijiste que tienes prisa? —lanzó la pregunta intentando ocultar su vergüenza.
Bright asintió, caminando a su lado, tomando las llaves de su vieja compañera de dos ruedas. El camino no es largo y tampoco es horrible, así que el aire fresco del día le hará bien a su dulce prometido.
«Tan solo un par de horas» se animó a sí mismo.
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╰┈ 𝐈𝐍𝐒𝐓𝐈𝐍𝐓𝐎 🌸╰ my adlátere ࿐
FanficWin no podía decir que su relación amorosa comenzó como un cuento de hadas. No existió esa chispa y nadie desapareció alrededor. Si es honesto. Al inicio su pareja dio el noventa de cien para impulsarlo todo, para conquistarlo y que poco a poco gan...