Dani Sáenz
— Santiago Ríos ¿DONDE DIABLOS ESTAS?— Me encontraba recostado a un muro con mi brazo izquierdo sosteniendo el teléfono junto a mi oreja, mientras entre mis dedos índice y medio de mi brazo derecho sostenía una chiva de cigarro que había reducido el estrés de una mañana terrible — ¿Es enserio?, Santi yo termine ese examen hace cuarenta minutos aproximadamente, el tiempo que llevo como idiota buscándote — Siempre que realizaba un examen terminaba de malas, me estresaba tener que estar un determinado tiempo sentado en silencio contestando preguntas sobre temas que alguna vez en la vida alguien te enseñó— Hermano ya no importa, estoy cerca del centro comercial, si no quieres que me ponga peor te veo adentro, junto al Subway — Finalice la llamada y procedí a inhalar una última vez la chiva de cigarro para luego tirarla al suelo y pisarla.
Una vez dentro del establecimiento, subí al cuarto piso donde se encontraba aquel espacio lleno de mesas y sillas, rodeados de todos aquellos locales conocidos y no conocidos en venta de comidas, bocadillos, heladerías y demás, mi favorito para desayunar era el Subway, y mientras mi mejor amigo quien también es ahijado de mi padre llegaba, hice la orden de ambos ya que sabía perfectamente lo que pedía siempre que comíamos en Subway.
Disfrutaba de aquel maravilloso Sándwich, cuando mi querido Santiago se sentó frente a mí y lo primero que hizo fue desenvolver el trozo de Sándwich que tenía en aquella bandeja en el que me habían entregado el pedido.
— ¿Qué tal hermano, como te fue en el examen? — Preguntó mientras posaba entre sus dedos el desayuno.
— Ni preguntes, solo te puedo decir que esta es la mejor parte después de un examen tan fastidioso como el de hoy — Respondí con la boca llena, un mal habito.
— ¿Tan mal te fue? El examen era pura lógica, está bien unos que otros ejercicios matemáticos y sé que no te gustan para nada los números, pero restándole importancia a esa parte las preguntas eran totalmente de lógica— Santiago era demasiado bueno en la escuela, sus notas siempre estuvieron entre nueve y diez, nunca por debajo de tales cifras, era muy obvio que pasaría el examen de admisión, en caso contrario primero pensaría en un error por parte de la universidad que por parte de él.
— Vamos Santi, ambos sabemos que he sido un asco en los estudios, si hablamos de lógica aun no logro entender ni el cómo fue que me gradué — Ambos nos pusimos a reír ante aquel comentario y un molesto recuerdo navego en mi mente — Lo peor no solo fue el examen, también lo fue una torpe chica, que se atrevió a llamarme príncipe sabes.
—¿Una chica te llamo príncipe? ¿En qué plan? porque no te veo tratando a una chica como un príncipe — Lo dijo en burla, sin embargo, era real.
— La ingenua venía corriendo y no se fijó por donde pasaba que terminó chocando conmigo en medio pasillo y se ofendió cuando le dije que se fijara la próxima vez por donde pasaba, entonces me dijo que era un príncipe que no se me podía tocar ni una uña— Dije un poco molesto.
— JAJAJAJAJA, en eso puedo darle la razón a la chica hermano, a ti no se te puede ni voltear a ver.
—Tontearías — Expresé —Tú y Carolina me ven a cada rato y no me molestó en lo absoluto — Carolina es la hermana de Santiago, y en pocas palabras es la chica más dulce y tierna que puedan conocer, la única razón por la que me caía bien es por el hecho de que crecimos juntos, incluso podría decir que me acostumbre a ella, de lo contrario ni siquiera pensaría en pasarle palabra, ya que no es el tipo de personas con la que me guste relacionarme, la verdad ni siquiera me gusta relacionarme con nadie.
— Dani ¿Si captas que tú, Caro y yo somos como hermanos? Crecimos juntos y sin embargo hay días que no nos das la cara, mejor dime ¿Al menos la chica era Guapa? — Preguntó mientras levantaba una ceja y mantenía su cara de pícaro
— Santiago por favor, eso no importa, con lo torpe que fue no me interesa si era guapa o no — Respondí mientras intentaba recordar las características físicas de aquella chica — Solo sé que era muy sencilla, algo pequeña, cabello oscuro y usaba una bufanda horrorosa, ademas olia a flores — En eso note en una mesa no muy lejana a una chica que se encontraba de espaldas, desde el ángulo en el que la miraba se parecía muchísimo a aquella chica que me había topado por el pasillo de la universidad
— Sencilla y con olor a flores ¿he?
— Mira — le hice seña hacia aquella mesa en donde se encontraba la chica — Se parecía muchísimo a ella.
— Bueno no está mal, de verdad que era... — Quedó pensativo por un momento — Algo sencilla — finalizó.
Entonces una pelirroja se sentó frente a ella, al parecer llevaba una bandeja de comida y dos bebidas sobre ella, cruzó mirada conmigo e inmediatamente la apartó, me volteaba a ver muy seguido y hacia varias expresiones raras en dirección a la otra chica que me parecían extrañas y no fui el único en notar eso, pero en realidad no me importaba.
— Hermano dime que si viste eso, que chica más rara — Dijo Santi mientras giraba su cabeza nuevamente hacia a mi — Bueno en fin, hoy tus vibras no son las mejores, en realidad nunca lo son, pero hoy te pasaste — Bromeó
— Mejor cállate ¿Sí? — Le dije algo molesto.
— Está bien, está bien — Dijo mientras simulaba que cerraba un Zipper en su boca — Cambiando de tema, vas a la Fiesta de Caro ¿Cierto? — Pregunto
— Obvio que si hermano, no puedo faltar, sabes que no puedo perderme su fiesta de cumpleaños, Caro me mataría — Nunca podía negarle nada a Carolina, era un peligro.
— Entonces aprovechando que estamos en el mall ayúdame a buscarle un regalo ¿Sí?
— Esta bien vamos, no puedo creer que compres su regalo un día antes de su fiesta — Ambos nos levantamos de nuestras sillas y seguimos en dirección a las tiendas.
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No Compatibles
RomanceNovela Cristiana. El primer amor de Abigail una vez fue también el de Daniel, pero su fé se quebranto una noche donde la luna estaba completa y brillaba junto a las estrellas, su fé se perdió un día no cualquiera, y nunca pensó que alguien lo guiara...