Dani Sáenz
Y ahí estaba ella, pasando por mi lado, dejando rastros de un aroma demasiado vivo, una fragancia que despertaba todos mis sentidos. Eso me molesto aún más, saber sobre el aroma de una persona que me desagradaba con tan solo su presencia, algo muy extraño, ¿Cómo adiar a alguien sin conocerle? Esta chica era la excepción, sin motivos, sin argumentos y evidentemente sin razón. Si llegasen a preguntarme por qué no me agradaba esta chica, simplemente no sabría que responder.
Cerré la puerta y me dispuse a caminar hacia la sala, Carolina las presentaba a todos, aun no podía entender cómo se conocían, aunque viniendo de Carolina ella se disponía a conocer a cualquier persona que estuviese cerca de ella, no me tendría que sorprender en absoluto.
— Y él es Daniel, mi hermano por elección — Le dijo a ambas, la más pequeña de ojos castaños y pelo oscuro con algo de duda me extendió su mano.
— Abigail — Se limitó a decir.
Yo asenté ligeramente con la cabeza y le extendí mi mano sin decirle ni una sola palabra.
Entonces nuestras manos estaban ahí haciendo contacto en son de saludo, nuestras miradas se cruzaron y por un segundo me perdí en aquellos ojos que anteriormente los creí castaños cuando en realidad eran color miel, sentía que aquella mirada podía leer el caos que llevaba dentro, pase de estar en aquella sala rodeada de personas a un nuevo mundo, uno que me levantaría del asfalto.
Solté su mano y aparte la mirada, tragué grueso, procedí a saludar rápidamente a la otra chica, el corazón me latió con rapidez que ni siquiera escuche su nombre, vinieron a mi mente recuerdos que pensé haber enterrado, la imagen de un niño de 11 años llorando sobre un ataúd invadió mi mente, el dolor y rencor juntos tocaron las puertas de mi corazón nuevamente; no entendía nada, no entendía por qué estos sentimientos me invadieron cuando pensé haberlos enterrado. Fui en dirección al patio trasero, muy desesperado, con un nudo en la garganta.
— Hermano — Santiago me detuvo del brazo antes de salir — ¿Estás bien? - Pregunto.
— Si, solo quiero un poco de aire — Mentí.
— Te acompaño.
— No — Le detuve — Sabes que no me gusta estar con mucha gente, pero tú no seas descortés, quédate con Carolina, ya regreso.
— Está bien — Asintió.
Salí de la habitación y cuando el aire fresco entró por mis fosas nasales inhale profundo, retuve el aire unos segundos para luego exhalar, entonces equilibre mi mente, mis pensamientos. Todo fue tan repentino y confuso, me perdí en los ojos de aquella chica que no conocía, pero que en un segundo me levanto y al mismo tiempo me hundió, ¿Acaso estaba quedando loco? Sentía hasta su aroma cerca, ya no sentía el aire puro entrar a mis fosas nasales sino más bien su particular olor a flores.
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No Compatibles
RomanceNovela Cristiana. El primer amor de Abigail una vez fue también el de Daniel, pero su fé se quebranto una noche donde la luna estaba completa y brillaba junto a las estrellas, su fé se perdió un día no cualquiera, y nunca pensó que alguien lo guiara...