Capítulo XVIII: Biblioteca

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Dani Saenz

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Dani Saenz

Diciembre del 2018

Los días transcurrieron como una estrella fugaz, y por primera vez en años sentía que algo en mi vida estaba cambiando, explicar el que era algo complicado, pero una noche meditando me di cuenta de que no me reconocía, nadie lo hacía. Un día mi padre me miró con el rostro iluminado, bajo una sonrisa escondida que demostraba orgullo; Santiago y Samantha por otro lado molestaban a cada momento y mencionaba lo mucho que había cambiado, lo relacionaban a la llegada de Abi a mi vida, pero no era nada cierto ¿O sí?

Eso no importaba, lo importante era lo vivo y tranquilo que me sentía después de tanto, reconozco que Abi en cierta parte logró ajustar ciertas piezas de mi vida que yo no podía hacer solo, logró llevarme cada fin de semana a esas reuniones juveniles con las que ya me sentía familiarizado, a pesar de que no me sentía del todo satisfecho de tener nuevamente esa cercana comunicación con Dios. Ya casi no me costaba tanto hablar sobre mi madre, sobre mi o mi vida antes de todo lo sucedido, o al menos eso creía. Una tarde mientras miraba el techo de casa mi padre toco a mi puerta pidiendo que le ayudase con unas cosas en la azotea, y mientras el polvo invadía el lugar cada que limpiábamos aquellas antiguas cajas, algo se deslizó de una de ellas.

Una foto cayó de la caja, la tome entre mis manos y sacudí el poco polvo que se posaba en ella, era mi madre junto a un hombre que definitivamente no era mi padre, sin embargo se le miraba mucho más feliz que lo que era con él, lograba distinguir como el tipo la tomaba por la cintura mientras admiraba la sonrisa que mi madre tenía al momento de tomar la selfie, a lo lejos logré distinguir un atardecer, parecían estar en algún mirador cerca de la playa, lo que más captó mi atención fue el vehículo en el que estaban recostados, un Toyota Celsior de color negro, el mismo que invadía mis recuerdos cada que podía.

Pensé que ya nada sobre ese día me afectaba, pero mi pensamiento era erróneo. Tensé la mandíbula y de rabia arrugué la foto entre mis manos, mis nudillos ya blanqueaban, mi respiración se agitaba y sentía mis pulmones cerrarse, cortándole el paso al aire que trataba de entrar.

Hijo después de esto necesito que vallas al super por unas cosas para la cena — Dijo mi padre al entrar, al notar que no respondía se acercó y trató de llamar mi atención. — Dani ¿Estas bien?

Lo estoy — Dije seco y cortante, tratando de mantener la calma.

No lo parece, te ves...

¡¡TE HE DICHO QUE ESTOY BIEN!! — le grité y al percatarme, me aleje y baje las gradas en busca de lo que no tenían mis pulmones, aire.

Tome mi chaqueta de color azul que se encontraba en ese momento junto a la puerta y escuche los pasos de mi padre a mis espaldas, agradecí que en ese instante no me dijese nada, y salí lo más pronto de casa, sin rumbo, sin propósito, sólo en busca de respirar, por un momento pensé en un cigarrillo, pero descarté la idea ya que después de semanas sin él no quería volver a tener dependencia de tal cosa para sentirme bien, y lo odie, odie estar así, odie sentirme ahogado y sin aliento.

Mientras caminaba sin rumbo alguno y despejaba mis pensamientos, así como contralaba mi respiración mi celular vibro dentro del bolsillo del pantalón, no tenía ánimos de contestarle a nadie, sin embargo, tomé el celular y atendí la llamada sin mucha motivación, era Abigail.

Hola Dani! ¿Solo llamaba para ver si querías acompañarme a la biblioteca, no tengo nada que hacer y bueno... no se si te había contado que ir a la biblioteca de noche es de mis Hobbies favoritos — Se escuchó un profundo silencio en la línea — Dani, ¿estás ahí?

No me habías contado — Dije de inmediato — pero me encantaría acompañarte — finalice sin ánimos.

Perfecto, nos vemos en la entrada en 15 minutos — No respondí, pero tampoco corte la llamada, Abi tampoco lo hizo — ¿Te encuentras bien?

Nos vemos en 15 — Fue lo único que logre responder en un susurro.

No había mejor plan que pudiera ocupar mi mente en ese momento, no sabía que aún tenía la foto en mi mano, al percatarme la tome toda arrugada y la doble para meterla en el bolsillo de mi chaqueta, tras pasar esos 15 minutos caminando a paso lento hasta llegar a la biblioteca note a lo lejos la silueta de Abi, era costumbre saludarnos de beso en la mejilla, pero al llegar la apegue a mi cuerpo y le di un cálido abrazo que por mucho que hubiese evitado en ese momento lo necesitaba, ella sin ningún inconveniente me rodeo con sus brazos, el silencio se hizo notorio, pero era un silencio muy cómodo, ella no me dijo ni preguntó nada por qué sabía que en ese momento necesitaba guardarme las cosas para mí, últimamente ambos nos contábamos lo que deseábamos contarnos el uno al otro, ninguno obligaba al otro a hablar hasta que este lo hiciera por su propia cuenta y era algo que me gustaba.

Anda, es hora de entrar — Tras nuestro abrazo y llegada al mismo tiempo ninguno se había percatado que la biblioteca estaba cerrada.

¡Imposible! — Expreso Abi algo desilusionada — Siempre vengo a la misma hora ¿Como es que está cerrado?

Tal vez tenían cosas que hacer y decidieron cerrar antes

Nos tocará ir  de regreso a casa — Dijo en tono triste.

Esto no nos va a impedir ir a una biblioteca.

¿Te das cuenta de que es la única más cercana? — Se cruzó de brazos

Ven conmigo — Apresure el paso y me siguió preguntando constantemente hacia donde íbamos, no le preste atención para hacerla enojar un poco, ya que con el poco tiempo que la conocía me había dado cuenta lo mucho que le molestaba que no le prestaran atención.

Caminamos unas cuantas calles hasta llegar a la Universidad de Illinois Urbana Champaign, la misma en la que ambos habíamos hecho el examen de admisión.

No sabía que el de seguridad era tu amigo — Dijo mientras contemplaba los pasillos.

De mi padre querrás decir — Susurre.

Les permitiré una hora como máximo Dani, traten de no ser vistos por mi compañero, de seguro anda rondando los pasillos — Dijo Salvador mientras abría la puerta de la biblioteca.

Muchas gracias Salvador.

Ambos entramos a la Biblioteca, la expresión que Abi tenía en su rostro era única, parecía admirar cada detalle de aquel lugar como si fuese un trofeo.

Es maravilloso — Dijo casi en un susurro — Si logro ser admitida juro que pasare mis días aquí

El teléfono vibró y Abi se percató, suspire hondo y saque el aire para luego guardar el celular en mi bolsillo.

¿No vas a responder?

Es mi padre, hablaré con él cuando llegué a casa — por un momento contemplé aquel brillo inigualable que tenían sus ojos, era un brillo único, especial y jamás visto — ¿Qué piensas estudiar?

Opte por periodismo como primera opción, y por educación en danza como una segunda carrera en caso de que no me den los puntos para la primera.

Entonces serás una gran periodista — afirmé.

Gracias — Dijo con una extensa sonrisa — ¿Y tu? ¿Qué estudiaras? 

Yo ...

¿Alguien anda ahí? — Dijo un hombre entrando a la habitación con una linterna.

Abajo — le susurre a Abi para que se agachase, ambos nos miramos riendo a lo bajo por el hecho de ser encontrados cuando...

¡¡Ustedes dos, arriba ahora!!

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