Dani Sáenz
Desde que salí de la comisaría mi corazón no había dejado de latir a mil por hora. Ver a Carlos sosteniendo del brazo a Abi con esa mirada de locura, me hizo hervir la sangre. No podía permitir que le hiciera daño y estaba mas que claro que necesitábamos encontrar una solución a todo esto, y rápido.
— ¿Acaso no escuchaste que te dijo que la soltaras? — repetí nuevamente.
Carlos retrocedió un paso, mientras sonreía de manera burlona.
— Vaya, vaya, mira quién ha llegado. El héroe del día — dijo con desprecio.
— Es mejor que te calles y te arrepientas de todo esto. Sabes que esta acusación es falsa, y no hay necesidad de arruinar la vida de nadie más — dije, tratando de mantener la calma.
— Dani tiene razón, Carlos — intervino Abi, con una voz suave pero firme — No puedes llenar ese vacío lastimando a otros. Tienes que buscar algo más, algo que te haga bien, necesitas buscar ayuda para sanar.
Carlos se rió, una risa amarga y sin ningún entusiasmo.
— ¿Y qué sugieren que haga? ¿Ir a la iglesia y pedir perdón? ¿Convertirme en otro hipócrita como tú, o tu querida madre Dani? — dijo, con una mezcla de sarcasmo. Enfatizando muy bien sus ultimas palabras.
— Calla la boca — Dije entre dientes, mientras di un paso frente a él. — Ni se te ocurra mencionar nuevamente a mi madre.
— Jamás seré como ustedes Daniel, no me esconderé en todo este teatro que han formado solo para demostrar una vida perfecta y desear el mundo y sus placeres. No quiero terminar como tu mamita y su amante.
— Ey niño — Grito mi padre.
Mis manos estaban hechas puños y agradezco a Dios que mi padre intervino en ese momento, porque estaba totalmente lleno de ira y talvez mi puño hubiese terminado en su rostro.
— Es mejor que te calles y te marches, suficiente daño haz hecho y no permitiré que sigas lastimando mas a mi hijo.
Carlos se rió de nuevo, esta vez más fuerte.
— Esto no tiene que ser así, Carlos. — Susurro Abi — Aún puedes cambiar las cosas. — dijo, intentando un último esfuerzo para llegar a él.
— No quiero cambiar nada. — Afirmó — Así que, nos veremos pronto, Dani. Y la próxima vez, no habrá nadie para salvarte.
— Cuidado con lo que dices jovencito — Escuche decir a la señora Amanda a mi espalda — Estas delante de la abogada defensora de Daniel, amenazándole junto a la estación policial frente a varios testigos, es mejor que busques tu camino.
— Amenaza, jum — Repitió fingiendo estar indignado.
Carlos parecía dudar por un momento. Pero luego su expresión se endureció y antes de dar media vuelta y marcharse le demostró un guiño a Abigail.
Respiré hondo, intentando no dejarme llevar por la ira. Abi estaba a mi lado, y sentía su tensión. Sabía que necesitaba mantener la calma, por ella y por mí. "Señor ayúdame" clamaba internamente.
Abi se giro echándome una mirada que sé perfectamente que expresaba preocupación y duda al saber si me encontraba bien.
— Estoy bien — Dije casi en un susurro.
— Estoy tan feliz de que estés fuera — Dijo mientras sonreía.
— Esto merece una celebración. — mencionó Caro, con entusiasmo.
— Estoy de acuerdo — Añadió Samantha — Necesitamos dejar atrás este mal rato y enfocarnos en lo positivo.
— ¿Qué tal si hacemos una cena esta noche? Todos juntos, como una familia. — sugirió la señora Antonia — Yo encantada de abrir las puertas de mi casa.
— Por favor Antonia — Intervino mi padre — ya pasamos año nuevo en tu casa y seriamos muy desvergonzados si nos atiendes nuevamente.
— ¡Que dice señor Sáenz! para mí es un privilegio atenderles.
— Mi tío tiene razón señora Antonia, seriamos muy desvergonzados si nos atiende nuevamente — Hablo Santi — es por eso que déjeme a mi ofrecer nuestro hogar por esta vez, usted nada mas llegue a disfrutar de la cena, ya verán que la pasaremos muy bien.
— Me parece una excelente idea hijo, no se diga mas, esta noche todos a gozar que este problema se resolvió y a disfrutar de la buena compañía. — Dijo mi padre, con una sonrisa.
La idea de una cena en familia levantó los ánimos de todos, incluso no puedo negar que hasta los míos. Antes de marcharnos todos a casa me acerque a la señora Amanda.
— Quiero agradecerle por haber sido mi abogada, mi padre y yo pagaremos cada uno de sus honorarios.
— Ay Dani, tú no te preocupes por nada, tú y tu padre ya son como de la familia, cuando Antonia me llamo y me conto todo lo ocurrido sentí como si hubiese sido mi Samantha en problemas. Así que e venido corriendo lo mas pronto sin esperar nada a cambio, créeme, no tienes ninguna deuda conmigo. Solamente te pediré un solo favor.
— Por supuesto Señora Amanda, dígame.
— Mantente alejado de este chico y ven mañana conmigo a hablar con el oficial de lo sucedido, para que nos brinde una orden de alejamiento.
— ¿Cree que es realmente necesario?
— Pero por supuesto Dani, te ha hostigado desde que eran muy pequeños y claramente no va a dejar de hacerlo, temo incluso... que pueda llegar este asunto a un mayor riesgo para ti o incluso tu padre. No dejes pasar mas tiempo esto. Prométeme que mañana vendrás conmigo a la comisaria.
Carlos me había parecido toda la vida alguien insignificante que se gloriaba de todo lo malo que me pasaba y que lo hacia nada mas por diversión. Nunca lo vi como un peligro mayor, pero también crecí acostumbrándome a todo lo que me hacia y es por esa razón que talvez me parecían tan insignificantes cada uno de sus actos.
— Esta bien, lo prometo.
Me uní nuevamente a los chicos que se despedían unos de otros y cuando llego el momento de despedirme de Abigail me recibió con una amplia sonrisa que hacia borrar los malos ratos de la vida.
— Estoy tan aliviada de verte, Dani.
— Quiero agradecerte por estar siempre a mi lado. — dije, tomándola de la mano.
— Siempre estaré aquí para ti, Dani. Pase lo que pase, mientras en nuestra vida tengamos presente a Dios, enfrentaremos todo juntos. — respondió, con una sonrisa.
— Tienes razón — Respondí, mientras observaba como el aire de la madrugada rosaba su rostro y movía cada mechón de su cabello.
— Entonces ... — Dijo aclarando su voz y soltando sutilmente nuestras manos — Nos vemos esta noche.
— Hasta esta noche — afirme.
La vi dar media vuelta y salir al encuentro de su madre quien me levanto la mano desde lejos para despedirse y le devolví el saludo.
— ¡Oh Abi! — Le hice dar media vuelta y verme una vez mas — ¿Puedo pasar por ti esta noche? bueno, por ambas si me lo permiten — Dije refiriéndome a ella y su madre.
Abi me extendió una sonrisa y asintió con la cabeza.
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No Compatibles
RomanceNovela Cristiana. El primer amor de Abigail una vez fue también el de Daniel, pero su fé se quebranto una noche donde la luna estaba completa y brillaba junto a las estrellas, su fé se perdió un día no cualquiera, y nunca pensó que alguien lo guiara...