³⁶ | Herida

84 16 34
                                    

Ser parte de un grupo de forajidos debía significar entrenarse un poco. Sam debía aprender a defenderse si quería seguir a Gabriel en su búsqueda; aunque realmente no había nada que buscar, solo seguían en el pueblo porque el omega insistía en que debía seguir los pasos de Castiel. Fue por eso que una mañana, un chorro de agua fría lo levantó de golpe sobre su cama. Sam levantó la vista encontrándose con Lucifer y una espada al lado suyo  

— Arriba princesa, es momento de tu entrenamiento

— ¡Pero que demonios!

Fue así cuando Sam empezó a levantarse de madrugada todos los días comiendo su típico desayuno y corriendo una maratón desde su casa hasta el puente siendo acompañado por Lucifer en todo momento. Luego debía estirar sus músculos realizando todo tipo de ejercicios los fines de semana sin descanso. Lo peor fue aprender a saltar desde los tejados como solían hacerlo ellos. Saltó de su techo dos veces y terminó en cama dos días. Lucifer le enseñó que para saltar con agilidad su altura no ayudaría pero al final aprendió a duras penas como hacerlo

  — ¿Qué... Qué es eso? — preguntó Sam cuando Lucifer sacó un bolso negro bastante grande

— Armas, te enseñaré a usarlas

El primer pasó para manipular las armas era saber moverse rápidamente como el agua. Para ello, Lucifer le ordenó que sostuviese dos jarrones de agua en sus manos e intentará que no se les caigan

A veces a Lucifer le gustaba jugar duro con Sam

 — ¡Lucifer! — gritó Sam quien llevaba treinta minutos buscándolo 

Pero tal fue su error cuando notó con facilidad que el alfa de ojos celestes se encontraba sobre las copas de los arboles sosteniéndose sobre sus pies. Luego para fastidiarlo amagó lanzarse encima de Sam, quien nervioso se echó a correr rápidamente 

— Cuando entrené a Gabriel solía usar esto... — le extendió un vendaje de color negro que Sam tomó extrañado

— ¿Para que es esto? 

— Para agudizar tus sentidos nene — le guiño un ojo

Sam se colocó el vendaje esperando algún golpe o algo por el estilo. Pero al contrario de ello Lucifer se colocó detrás de él y tomó la espada entre las manos del contrario guiándolo para que se moviera con su instinto. Lejos de concentrarse el alfa menor estaba hecho un manojo de nervios teniendo la respiración del mayor detrás suyo

— Muévete cuando sientas que algo no anda bien. — habló el rubio dando un fugaz besó en su mejilla

Sam soltó la espada y se quitó la venda lo mas rápido posible indignado por la actitud de su compañero. Lucifer solo se lanzó a reír; como adoraba molestarlo



















[ • • • ]


















Una mañana cuando Gabriel abrió los ojos se encontró con una peculiar escena en la cocina. Sam gruñía por lo bajo mientras mojaba su mano en agua y Lucifer le reprochaba su comportamiento. Aparentemente Sam se había cortado con la espada

— ¡Te dije que no la sostuvieras del lado de la hoja!

— ¡Yo no la sostuve del lado de la hoja, fuiste tú quien me empujó con el cuchillo de lado de la hoja! — gritó Sam cerrando el grifo de la canilla

Gabriel a penas si acababa de reformular su existencia. Frotó sus ojos con sus manos y se encaminó a la cocina ignorando a los dos alfas a su costado. Sam gritaba lleno de furia y Lucifer le devolvía los insultos aún más fuertes. No fue hasta que Gabriel se percató que pronto llegarían a los golpes, cuando decidió interrumpir

El Amor esta Sobrevalorado © [ Destiel / omegaverse AU. ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora