¹² | Robo

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— ¡Mi señora, tengo cosas que contar...!

La joven sirvienta se vió interrumpida por la extraña escena de su maestra, sentada frente a la chimenea de su habitación con un par de papeles y un cuenco de madera cerca suyo. Incluso cuando la beta llamó su atención, ella no respondió

Lilith se encontraba tan callada, que cuando se atrevió a hablar su voz hizo estremecer a la sirvienta

— Joven Ruby — murmuró la rubia con aires ensombrecidos. — Dale la noticia a mi marido de que la escuela del pueblo se cayó en pedazos

La mujer pelinegra quedó helada por la noticia que le acababa de confiar su maestra

— ¿Señora?

— No puedo creerlo — Lilith estiró su cabello rubio entre sus manos, como si quisiera ocultarse de algo — No, no puedo

— Mi señora

— Estoy segura que se omega es la cabeza de estas atrocidades — masculló llena de odio — ¡Él está envenenando al ministro!

— Sobre eso, mi señora tengo cosas que contarle














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— Gracias por acompañarme Dean — en forma de agradecimiento Castiel le obsequió comida con algunas mantas y además le prometió que lo ayudaría a llevar las cajas de ropas que le había comprado a su casa

Pero eso sería otro día, por ahora bastaba con la comida

— De nada, ¡pero no olvides lo que hablamos! — increpó Dean. — No vuelvas a dejar que esos idiotas te digan que hacer ¿entiendes?

Castiel asintió con la cabeza esbozando una leve sonrisa. Le agradaba el espíritu libre del alfa, pero lamentablemente, no tenía la capacidad para hacer lo que “quisiese” todo el tiempo

Parte de ser un omega, significaba seguir las ordenes de los superiores

— Ten buena noche — antes de perderse en la oscuridad Dean se tapó la espalda con un abrigo y dejó que Castiel lo abrazara, ya que había estado un tanto sentimental hace unas horas

— Hueles a manzana — murmuró el omega sin querer apartarse del rubio

— Ya, suficiente Cas — lo apartó el alfa cargando la bolsa con comida en su hombro. — Piensa lo que te dije y luego dime qué te parece

— Estás loco, no podría decidir por mi mismo ni aunque quisiera

— Pues hay que cambiar eso, ahora eres el hijo del ministro. No puedes dejar que te digan que hacer, debes hacerte respetar

Dean sonaba tan decidido, incluso cuando él era de menor estatus social que Castiel. Suponía que había heredado el carácter de sus padres. Ser hijo de dos alfas podía influir mucho

— Para que no tengas frío, lleva estas botas contigo — Castiel le extendió un par de zapatos acolchados de color dorado para Dean

— ¿Estas bromeando verdad? — Dean tomó el calzado entre sus manos sin creerlo

— El frío va hacer que tus pies duelan, debes cubrirlos bien

El Amor esta Sobrevalorado © [ Destiel / omegaverse AU. ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora