El Amor esta Sobrevalorado © [ Destiel / omegaverse AU. ]

⁰⁵ | Brazalete

Al día siguiente, más problemas empezaron a suceder en el pueblo

— Buenos días Dean — saludó su hermano quien se encontraba desayunando

Dean saludó sin mucho ánimo y talló sus ojos con sus manos hasta que chocó con la silla de Bobby

— Hey, cuida tu camino imbécil — recriminó el beta moviéndose con sus ruedas

— ¿Por qué hay tanto ruido? — se quejó el alfa tomando una botella de cerveza de la heladera llevándosela a la boca

— El puente del río se desmoronó en pedazos

Al oír la noticia que su hermano le había dicho, no pudo evitar pensar en Benny. Uno de sus mejores amigos que trabajaba en la costa del río Ingdansoo

— ¿No murió nadie? — cuestionó con nerviosismo y Sam negó con la cabeza

— Nadie por ahora

— ¿Ven lo que les dije?

Bobby sacó del estante caído un libro y lo colocó en la mesa, allí marco una página cualquiera y se los mostró a sus dos sobrinos, quieres realmente no entendían mucho

Sam le había enseñado a leer a Dean cuando eran niños. Pero aquellas palabras en ese libro eran inentendibles

— ¿Que quieres que leamos?

— Aquí dice y cito "Cualquier familia que ose poseer una persona de género omega ya sea alta o baja; estará condenando a su pueblo a la desgracia

— ¿Pero por qué? — preguntó Sam

— ¿Como que "por qué"? ¡¿Acaso no es obvio?! ¿donde ven de normal que un hombre pueda quedar embarazado?

— Que esté lleno de betas y alfas no quiere decir que ser omega esté mal — aquellas palabras obviamente tenían que venir de Dean. Quien se había estado cuestionando una noche entera si aquellas personas que pertenecían al género omega eran normales

Hace años los omegas eran comunes de encontrar entre la gente, pero luego de la segunda guerra mundial, un virus acabó con casi toda la población de este género; por lo que solo quedaron alfas y betas

Los alfas por experiencia e instinto podían sobrevivir al virus y a los betas no les afectaba. Pero debido a debilidad del género omega, estos terminaron por morir en su gran mayoría

Dean jamás vió un omega con sus propios ojos hasta aquella mañana que salvó a aquel hombre en el río. La primera vez que tocó con sus manos a algo tan preciado como lo era un omega masculino

Si de por sí las omegas femeninas eran difíciles de encontrar, los omegas masculinos lo eran el doble

— Como decía, no confíen en los omegas, no importa que tan encantadores sean con ustedes

No confíen

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No confíes...

— ¿No escuchaste lo que decían las sirvientas de la casa?

— ¿Que decían? — preguntó la anciana frente a la iglesia

— Dicen que el ministro Caín cayó enfermo la misma noche que resivió a su hijo. Todos temen de que sea un problema para el pueblo

— Lo que nos faltaba, que un omega llegue al pueblo a desgraciarnos

— ¡Que los dioses se apiaden de nosotros!