Sentimientos

236 42 5
                                    

Los hermosos ojos diamantes se abrieron tranquilos y se encontraron con aquellos grises mirándolo directamente —¿Tuviste un sueño apacible Xiao Daozhang? — El joven se estremeció.

Enseguida retiró sus brazos del cuerpo ajeno y trató de deslizarse hacia su propia cama, sin embargo, el emperador lo jaló enrollando sus manos en la fina cintura de XingChen.

—Xiao Daozhang, estabas durmiendo tranquilo junto conmigo, ¿cuál es la necesidad de irte tan temprano?

La vergüenza del joven estaba en su máxima expresión sonrojado su delicado rostro —Yo... Sólo estaba — un ligero tartamudeo se hacía presente en su voz —Estaba ayudándole a eliminar la energía demoníaca de su cuerpo, al propósito, ¿se siente mejor? — lo miró esperando una respuesta aprobatoria.

La forma en que XingChen se expresaba le era graciosa y tierna a Xue Yang, esbozó una sonrisa ligera y dijo —Me siento mejor gracias a Daozhang.

«¡No puede ser, este hombre es increíblemente apuesto! A pesar de que acaba de despertar, se ve jodidamente hermoso», sus rosadas mejillas se hicieron aún más brillantes y coloridas.

—Es hora de que su majestad tome su medicamento — se apartó lentamente del cuerpo que lo aprisionaba, se levantó de la cama y vio las dos charolas de comida.

Xue Yang también se levantó y tomó la medicina sin decir nada, observó el gran desastre que había en la habitación, marcas de una ardua pelea se podían divisar en las paredes, cortinas y mesa, también la completamente arruinada silla, sonrió para sí mismo —Daozhang — habló —¿Éstas lastimado?

—Estoy bien — respondió —Es hora de desayunar, iré a preparar el baño.

El emperador entró a la tina y comenzó a lavarse sin decir nada, se sentía relativamente descansado después de esa reparadora noche, no lograba recordar a detalle lo que había sucedido ayer, solo algunas cosas.

XingChen estaba esperando afuera del baño acomodando un poco todo el desorden, pensaba en lo que el rey le había dicho a noche. Sería mejor hablar con él ahora que se encontraba cuerdo.

Tomó aire y habló desde afuera —Su majestad, yo... Eh... Acerca de la conversación de ayer, usted me preguntó que si trabajaba para alguien más — suspiro —La respuesta es no, solamente trabajo para usted.

Xue Yang escuchaba atento desde dentro, salió de la tina y se colocó la bata de seda, abrió la puerta —El señorío del sur ha puesto retratos tuyos, te están buscando — habló tranquilamente.

—El señor del sur el es padre de un amigo mío, su nombre es Song ZiChen, hace un tiempo le mandé una carta donde escribí que lo visitaría, pero me he retrasado en el viaje, creo que está preocupado — elevó la mirada —No creo que eso deba ser un problema para su majestad.

El rey caminó hacia su ropa, comenzó a vestirse —El señor del sur ha muerto, ahora tu amigo es el portador del título.

—¿Muerto? — preguntó extrañado.

—Así es — decía mientras se cepillaba el cabello —Llevó una muerte lenta y dolorosa después de la rebelión hace siete años, yo mismo me encargué de ello — sonrió sombrío.

XingChen se estaba comenzando a poner nervioso.

El rey se percató de aquella expresión reflejada en el rostro del joven sirviente —¿Creés que lo que hice estuvo mal? — su sonrisa estaba distorsionada, dejó de cepillarse y lo volteó a ver, se notaba el resentimiento que guardaba en su interior, desde que conoció a Xue Yang, sabía que algo andaba mal en él a pesar de que siempre se lo atribuía a su infantil comportamiento, no quería saber detalles, ya que creía que jamás iba a tener un acercamiento íntimo con el rey.

Por alguna razón le lastimaba que el rey fuera así, siempre era cauteloso con sus sentimientos, estaba al límite de lo que podía soportar, a pesar de que tenía y tuvo la oportunidad de querer a alguien, siempre las terminaba perdiendo o simplemente se cerraba ante la posibilidad.

XingChen se acercó a él con pasos pequeños —Su majestad — extendió sus brazos y los enredó en la espalda del contrario, acercando su cuerpo al ajeno —No conozco la razón y no puedo juzgar si estuvo mal o no — su meliflua voz resonaba en el oído del emperador.

Su corazón se aceleró.

Aquel abrazo compasivo deleitó el corazón de ChengMei, era la primera vez que sentía algo como esto, parecía una hermosa entelequia de la cual no quería volver.

No le quedaban dudas, era él. Se dejó envolver un poco más por la celestial sensación, una mano soltó la grácil cintura y con ella lo acercó a su rostro tomándolo por la nuca, sus rostros se acercaban peligrosamente, cada vez más y más cerca, el tiempo se hacía eterno, sus miradas cruzadas demostraban la limerencia el uno por el otro.

Sus alientos se entremezclaban, el ligero roce entre sus narices se hizo presente, ya no había nada que pudiera separarlos.

«Esto no está bien», pensó XingChen, quería retirarse pero el agarre de Xue Yang era firme, no podía moverse aunque quisiera.

Xue Yang quería saborear esa brillante y rojiza boquita, es más, no quería, lo necesitaba, lo deseaba tanto que estuvo a punto de hacerlo, apartó la mirada de los labios tentadores y subió su rostro a la vez que bajaba el contrario.

XingChen quedó en silencio cerrando los ojos, los fríos y un poco ásperos labios del rey le depositaron un obsequioso beso en la blanca frente.

Se separaron despacio, aún estaban abrazados, la atmósfera dentro de la habitación era un tanto romántica.

El sonrojo en las caras de ambos era notable, estaban avergonzados.

—Es mi primer beso Daozhang  — dijo un tanto burlesco.

«¿A caso eso contaba como un primer beso?», bajó la cabeza  —Yo... — su mente era un caos, ni siquiera podía encontrar las palabras necesarias para escapar de la tan embarazosa realidad.

—¿Quiere continuar Daozhang ? — sonrió mostrando los blancos y pícaros colmillos.

Por los dioses, este hombre era la imagen viva del descaro.

—No es necesario — se exaltó y desvió la vista a otro lado —Iré a la cocina — salió de la habitación sin mirar atrás, lo único que necesitaba en éste momento era calmar su corazón que aún latía salvajemente.

«Xiao XingChen, ¿qué se supone que estás haciendo? Has venido a trabajar para ganar un poco de dinero, no ha buscar una relación sentimental», se regañó a sí mismo, lanzó un suspiro y no se detuvo hasta llegar a la cocina y tomar un vaso de agua para refrescarse un poco.

*

Xue Yang fue a la habitación de enfrente y cerró con llave la puerta tras él, caminó hacia la plancha de madera y quitó la sábana que la cubría, se quedó mirando a lo que estaba recostado en ese lugar.

Tomó los restantes de líquido que quedaban en los trozos de vidrio de las botellas que provocaron la explosión, los vació en otro frasco y lo mezcló con otros polvos haciendo una consistencia más espesa, la reservo para después, tomó otros líquidos y los roció sobre eso que estaba en la plancha, comenzó a transferirle algo de su energía espiritual.

—Después de tanto tiempo, ya no creo que sea necesario intentarlo — le habló al bulto y lo tapó con la manta nuevamente, salió de esa habitación y volvió a la propia para recostarse un poco.

Se sentía perezoso, así que decidió levantarse y acomodar la cama de XingChen, ambas camas quedaron de lados opuestos, sabía que si le pedía al joven dormir de nuevo en la misma cama, no aceptaría, ahora con la confronta de sentimientos no estaba seguro de que siquiera consideraría dormir en la misma habitación.

Se sentó frente a la mesa y comenzó a pulir el doble filo de JiangZai, se sintió más tranquilo después de enterarse que su pequeño sirviente personal no era un espía, pero sabía que tarde o temprano se iría de su lado para encontrarse con su amigo, la idea simplemente le disgustaba en lo absoluto. Su semblante cambió de tranquilo a uno rígido, ¿le permitiría irse?

No.

Un pequeño fragmento de obsesión comenzó a germinar en su mente.

El Favor del Emperador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora