Cordura

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XingChen quitó la envoltura y acercó el caramelo a boca de Xue Yang, en ese momento, la señora Xian entró para llevarle el desayuno a ambos hombres —¿Interrumpo su intercambio? — dijo un poco sorprendida.

El joven sirviente empujó con fuerza el caramelo dentro de la boca agena y el emperador tosió —No es un intercambio, simplemente el médico ha dicho que su majestad tiene que guardar reposo absoluto — sonrió.

—Siendo así, entonces creo que también debes de darle el desayuno a A-Yang.

Xue Yang alzó los brazos y dijo triunfante —Sólo Xian Xian me entiende.

A la anciana le encantaba ver a su rey sonriendo como cuando era pequeño, después del adiestramiento ese alegre niño se volvió cruel e insensible, ella sabía que la llegada de ese joven cultivador le haría un bien al emperador.

—Por cierto joven Xiao — la señora Xian le entregó un papel con un par de píldoras —El médico dijo que tomará una ahora y la otra en la noche, se olvidó ayer de dárselas.

XingChen las recibió —Muchas gracias.

—Bien, yo los dejo — hizo una reverencia leve —Recuerden que queda prohibido trabajar para los dos, deben de descansar — cerró la puerta detrás de ella.

El tiempo pasaba mientras el emperador dormía tranquilamente en su cama, mientras que XingChen leía un libro, la fresca brisa de medio día entraba por la ventana, realmente una vista digna de presenciar, la paz se percibía dentro de aquella habitación que hace tiempo había tratado de permanecer con las cortinas cerradas y en la oscuridad casi absoluta.

—Xiao XingChen — llamó Xue Yang.

—¿Sucede algo su majestad? — se acercó a la cama y se sentó en la orilla.

—Gracias — un poco de carmín pintó sus mejillas —Estuve cerca de tener una desviación de qi en ese momento.

—No hay nada que agradecer su majestad, solo hago mi trabajo — sonrió —Al propósito, ya casi es la hora de comer ¿tiene hambre, se le antoja algo en especial? Este sirviente puede prepararlo.

—No deseo nada en especial — se levantó un poco más y acercó su rostro al contrario —Prepara el baño.

—Lo haré — se dirigió al cuarto de baño y comenzó con su labor.

Xue Yang se levantó poco a poco, aún se encontraba mareado, ese medicamento tenía un efecto analgésico bastante eficaz. Cuando el baño estuvo listo, caminó hacía allá y retiro su ropa interior para sumergirse en el agua tibia, era relajante, volteo a ver al joven Xiao que se encontraba a punto de salir.

—¿A caso no tomarás un baño también?

—Eh... Sí, iré a mi habitación y luego vendré de nuevo.

—Bien.

XingChen se dirigió a su habitación lo más lento posible, quería disfrutar un poco de su forzado "día libre" si es que podía llamarlo así, al entrar se recostó en su cama, «Definitivamente no hay lugar como el hogar». La cama del emperador podía ser completamente placentera al cuerpo, sin embargo, el ya se había acostumbrado a su pequeña cama adecuada para él.

Se levantó después de dormitar un poco y comenzó a preparar su baño, zambulló su cuerpo entero en el agua y dejó asomar a la superficie mitad de su rostro, se sentía increíblemente relajado, casi podría haber deseado dormir sin importar la posibilidad de ahogarse. Remojo un poco el jabón para pasarlo por su cabello y deslizarlo por todo su cuerpo, terminó su baño y salió envuelto en su blanca toalla para secar las dispersas gotas que escurrian por su blanquecina piel.

El Favor del Emperador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora