🎪Chapitre III🎪

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Estaba siendo llevada a empujones por los hombres con máscaras, quienes me obligaban a caminar por un largo, angosto y sombrío pasillo. Iba detrás de Morgan, el cual caminaba con un porte autoritario y postura erguida delante de nosotros. Mis manos habían sido obligadas a estar detrás de mi espalda mientras esos sujetos literalmente me arrastraban por el oscuro corredor.

Morgan se detuvo al final del pasillo y noté que a nuestros lados habían muchas puertas de madera. Él les hizo una seña a los hombres para que me soltaran y lo hicieron, pero de manera brusca en tanto se daban vuelta para desaparecer entre la penumbra.

Morgan tenía una mirada retorcida al igual que su sonrisa, y abrió una de las puertas de madera que estaban del lado izquierdo del lugar. Él dio un paso dentro de la habitación y dijo que yo también entrara, pero justamente cuando puse un pie adentro de aquel sitio, una bala me pasa por un lado impactando contra un portarretratos que yacía en una pared detrás de mí. Abrí mis ojos como platos, asustada y miré a Morgan, quien sonreía con una pizca de diversión.

Mi pecho subía y bajaba con miedo al sentir aquella bala pasar por mi lado.

Al fondo de la habitación había una mujer empuñando un revólver, que apuntaba a mi costado. Ella nos detalló al azabache y a mí con el entrecejo fruncido y luego bajó el arma para ponerle más balas.

—Fallé—se quejó la chica—quería darle en el ojo, pero no podía arruinar tu nuevo juguete el primer día.

Volvió a apretar el gatillo y expulsó otra bala. Morgan me tomó de la cabeza para que me agachara y ella pudiera disparar otro portarretratos que estaba colgado en el pasillo. La chica resoplo y dejó el arma sobre la mesa.

Era una mujer muy hermosa, tenía los ojos verdes azulados y poseía tez blanca. Su cabello era largo y negro, y vestía con un corset, unos shorts diminutos y medias negras hasta los muslos.

—Principessa, te presento a Annie Oakley, ella es la dama pistolera—comentó el oji verde—ella es Anastasia, Annie. Será tu nueva compañera de habitación.

La chica me examinó de arriba a abajo con la misma expresión agresiva de antes y después la volvió a posar en Morgan, a quien no se le esfumaba la sonrisa traviesa de los labios. Ella dejó los ojos en blanco y se sentó en la parte de abajo de una cama litera.

—No quiero que Katie se la pase dentro de esta habitación solo para "vigilar " al nuevo cebo. Se pondrá celosa al instante cuando se entere que la dejaste vivir—informó de malas ganas Annie.

—Yo soy el que mandó aquí, y si Katie intenta meter sus narices en donde no le incumbe, ella será el próximo cebo—advirtió el contrario un poco tajante mientras se acercaba a la puerta para salir—ahora puedes quedarte aquí principessa y no puedes salir hasta que te lo permita ¿entendido?—asentí con la cabeza—y Annie, intenta no matarla tan rápido. Te esperamos en la sala en diez minutos.

Y salió de ahí.

¿Cómo que intenta no matarla tan rápido?

Miré a Annie desconfiada y ella estaba acostada en la cama jugando con las balas de su pistola. Incómoda, me senté en una pequeña silla vieja que estaba al lado del espejo y observé mis alrededores bastante nerviosa e inquieta.

Debo salir de aquí.

Debía encontrar algo por donde escapar cuando estuviera sola.

—Si estas buscando una vía de escape por aquí—la voz de Annie me saco de mis pensamientos—no encontrarás nada. Y si lograrás escapar–y dudo que lo hagas–no serías capaz de salir de este bosque. A penas entras, no hay manera de volver—argumentó sin mirarme.

The Circus of the Forest  [Bilogía Circus #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora