🎪Chapitre X🎪

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Sentía que flotaba sobre una nube mientras rodaba por mi acolchonada cama. Suspire del cansancio y sentí mi cuerpo relajarse completamente.

Había mucho ruido y no me dejaban soñar en paz.

Empecé a abrir mis ojos lentamente al oír varias voces a mi alrededor, no me permitían dormir con tranquilidad. Quería lanzarles una almohada en la cara a las voces.

—Se está despertando—murmura la voz de Peter.

—Anastasia....—me llama Chaniel.

—Déjenme dormir—murmure entre sueños abrazando con fuerza mi almohada.

—Ustedes quítense—oí como Morgan empujaba algo—¿Ya despertó? ¿Cómo está?—preguntó y me talle los ojos con pereza.

—Sí, estará muy bien—respondió un hombre mayor.

—No se puede morir—suplicó Jules.

—No morirá, solo tuvo una leve mordedura de cascabel, pero ya estará bien—volvió a decir la voz del sujeto desconocido.

Me empecé a levantar de mi cama y observé mis costados, encontrándome con todos los del circo y un doctor. Me toqué la cabeza adolorida y noté que en mi antebrazo había una venda, al igual que en mi pierna y hombro.

Todos en la habitación tenían cara de trauma y casi me río por la irónica situación. Si no fuera por ellos no estuviera en este estado ahora.

—Ni si quiera voy a preguntar que pasó—fue lo primero que dije y el doctor soltó una risa divertida.

—Te recuperarás pronto—me informó con una sonrisa amable—ahora señor Hampson, ¿Podría llevarme a casa?—preguntó.

—Sí, claro—afirmó Morgan—llevénselo—le ordenó a sus enmascarados.

El doctor salió seguido de los dos hombres y miré de reojo la ventana a mi lado. Vi como el doctor y los enmascarados subieron a un auto y los hombres que vigilaban el sendero prohibido, les abrieron paso para salir. Así que esta sí es la salida de este bosque.

Volví a ver a las personas frente a mí.

—¡Pensé que morirías!—exclamó María con dramatismo.

—Estoy bien—respondí.

—Tenías mucha fiebre y estabas sangrando mucho—aludió Annie, quien sorpresivamente no portaba su arma.

—No nos vuelvas a hacer eso Anastasia—me abrazaron los mellizos y sonreí un poco al sentir sus brazos alrededor de mi cintura.

—El dolor es divertido cuando se trata de mi misma... Pero ver a los demás sintiéndolo.... No es placentero—murmuró Zazel dándole una calada a su cigarro.

Todos empezaron a hablar conmigo, pero mis ojos sólo estaban puestos sobre el hombre con sombrero de copa que se encontraba al final de la habitación de brazos cruzados. Sonreí cuando nuestras miradas se encontraron y él torció la nariz en un gesto de desagrado.

—¿Te preocupaste por mí, Morgan?—pregunté mirándolo divertida y todos callaron para oír la respuesta del nombrado.

—Si morías, después no tendría un reemplazo para ti en los juegos. Eres muy resistente—se encogió de hombros y le lancé una almohada en la cara.

Él rió devolviéndola.

—Tenías que ver a Morgan, parecía que le iba a dar un ataque de pánico—me susurró Jules en el oído y reí viendo al maestro de ceremonias que la fulminaba con los ojos.

—Te oí andrajosa—la atrapó Morgan y le revolvió el cabello juguetonamente.

—Pero no estamos aquí solo por ti—habló el muñeco de Rory y su dueño le calló la boca.

The Circus of the Forest  [Bilogía Circus #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora