J me decidió acompañar hasta la entrada del circo para que si nos encontraran juntos no pensarán que él no hizo su trabajo y no me atrapó para volver a mi alcoba. Cuando llegamos a la parte de las habitaciones, él me observó y se aclaró la garganta.
—Aquí nos separamos señorita Anastasia, no nos podemos arriesgar a que sospechen—aludió y asentí con la cabeza abrigándome bien con el saco de Morgan.
—Entiendo—sonreí y él hizo una pequeña reverencia.
—Espero verla mañana a la misma hora—se despide y se devuelve para seguir con su trabajo.
Me quedé un rato mirando como se fue alejando y volví al pasillo después de un rato.
Al fin podría escapar. Jamás creí tener un aliado infiltrado entre los malos, es como en una película de acción, pero más turbia y sádica.
Caminé hasta mi habitación con la alegría por los cielos. Si con J podría salir de aquí al fin podré ver a mis padres, a mi hermanita y ¡A Matt! Esto realmente debería ser un sueño.
Iba dando brinquitos por el pasillo al pasar junto a la puerta en donde antes se oían los extraños sonidos de excitación de dos personas. Me sorprendí bastante al notar que aún no habían terminado.
¿Qué eran ellos? ¿Conejos?
Intenté ignorar todo, pero la verdad un extraño dolor en mi estómago se presentó en ese momento al pensar de que Morgan esté con alguien más ahora mismo en ese cuarto. Al pasar junto a la puerta, en una de las esquinas, se podía ver un poco el interior de la habitación y yo como la gran curiosa que soy, no pude evitar observar de reojo dentro del lugar. Pero cuando vi lo que vi, mi rostro se descompuso por completo, podía jurar que mi boca llegó hasta el suelo de la impresión, así como en las caricaturas.
En la habitación, Peter se encontraba jadeando y sudando por la alta temperatura del momento. ¡Sí! Nuestro pequeño e "inocente" Peter estaba teniendo relaciones con una de las chicas que pertenecía a la mercancía, la reconocía porque era ella la que tenía un estado físico especial, ya que le faltaba una pierna y como sustituto tenía una ortopédica.
Juro que jamás creí ver a Peter haciendo... Eso.
Ellos al parecer se percataron de que alguien los miraba y Peter bajó el ritmo y sus ojos viajaron directamente hacia la orilla de la puerta, en donde su mirada y la mía se encontraron al instante.
Mierda.
—Putain—maldijo el peli blanco con los ojos muy abiertos.
Se separó de la chica de golpe. Ella lo primero que hizo fue cubrirse con una manta de la cama en la que hacían el sin distancia, como Jules solía decirle, con las mejillas sumamente sonrojadas y con sus rizos rojos despeinados, cubriéndole parte de sus ojos agua marina.
Peter, en cambio, lo primero que consiguió tomar primero fue un peluche de unicornio para ocultar su entrepierna con la cara más roja que una manzana madura.
Él cruzó miradas conmigo, yo con él, la chica también me miró y después nos vimos los tres al mismo tiempo.
Yo aún seguía estática frente a la puerta y con la boca muy abierta, pero luego reacciono al casi atragantarme con una mosca.
—Puedo explicarlo—habló Peter plenamente alterado y acercándose a una esquina para tomar su ropa.
—¡Morga te va a matar!—fue lo único que pude chillar en ese instante.
Y era cierto, había sacado a una de las mercancías de su jaula, y Morgan había dejado en claro que nunca, jamás, debíamos sacar a una de las mercancías de su jaula.
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The Circus of the Forest [Bilogía Circus #1]
Mystery / ThrillerAnastasia O'Day, una chica de 23 años que vuelve de sus vacaciones en Estrasburgo en automóvil, de nuevo a su ciudad natal, París. Cuando viaja por la carretera de Francia, un neumático se desinfla dejándola varada en la nada, sin señal telefónica...