🎪Chapitre XXXV🎪

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El viento está muy denso y me levanto de mi silla para cerrar la ventana en tanto diviso como afuera ya un montón de autos comienzan a llegar. Cierro el cristal con dificultad por la fuerte brisa del invierno. Lo logro y noto como un poco de nieve entró a la habitación.

Me doy vuelta y regreso al tocador para terminar con mi maquillaje.

La noche está más oscura que de costumbre, el viento se encuentra turbulento y parece que una tormenta de nieve se avecina.

Me observo en el espejo con el maquillaje a medio pintar y mis ojos se enrojecen ante la trágica imagen que mis pupilas ven. Una chica mentirosa, fría y con un vacío inmenso en el corazón. 

Las lágrimas salen solas, sin voluntad de mi parte.

Siento tanto miedo de decirle lo que ocurre a Morgan, tantos recuerdos que se presentan en mi memoria, tantas verdades que veo como poco a poco les toca cambiar, y muchas mentiras que hasta este punto no logré evitar.

La humedad cae con fuerza y vida propia por mis ojos, se empiezan a acumular cerca de mi labio y siento el sabor a sal de éste, con un ligero escozor que me saca de mi estupor.

Un nudo crece dentro de mis entrañas. Me revelan lo débil que soy realmente.

No entiendo como mis ojos que antes no derramaba ni una sola lágrima se encuentran en un mar de ellas. Es como un llanto mudo que me atormenta y me ata en un agua turbia llena de problemas que provocan un montón de ellas.

Busco la manera de calmarme y vuelvo a maquillarme desde un principio, haciendo el debido modelo de la cara de un payaso que me pidieron. Me parecía una estupidez, pero verme aquí llorando lo era más.

Me visto y me miro en el espejo repitiéndome internamente que debía calmarme y mantener la cordura.

Mi mirada vacía se clava en mi reflejo y me decepciona la triste imagen que me brindo. Pasé de ser una chica con brillo ilimitado a una mujer con un foco quemado.

Tocan la puerta y luego de eso ésta se abre enseñándome la alta figura de Harry que vestía con un traje negro completo y una de las máscaras de payaso que Jules y yo pintamos juntas. 

Careta blanca con detalles negros. Sus ojos azules y brillantes decoraban la máscara de forma única y aquel atuendo que traía puesto se le ajustaba muy bien a su cuerpo.

—Ya es hora—habla en voz baja y me relamo los labios sintiendo una extraña presión en mi pecho.

—¿Dónde están todos?—pregunté antes de salir.

—Te esperan detrás de la entrada—su tono ya no se oía tan frívolo como de costumbre, en realidad podía sentir una pizca de solemnidad en él.

—Vamos—traté de sonreír y me pasó una mano por la espalda para que saliéramos.

Ambos íbamos caminando en silencio por el pasillo hasta que a lo lejos, al final de todo el angosto y largo corredizo, divisé a los que con orgullo puedo llamar mis amigos, allí vestidos con ropa de gala y subiéndose sus máscaras al verme llegar junto con Harry.

Todos estábamos en un círculo y la mayoría tenía la cabeza gacha.

No soportaba el ahogante silencio y los miré a cada uno preparada para mi discurso de despedida. Podría morir allá adentro y si no lo hacia igual me iría, así que no podía alejarme sin despedirme de ellos, de estos chicos que me enseñaron muchas cosas, me ayudaron a ser fuerte y a autosuperarme, y a ir contra el mundo creyendo en mi misma.

The Circus of the Forest  [Bilogía Circus #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora