🎪Chapitre XII🎪

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Sí, obviamente si sabía que Morgan no podía mantener su Morganconda quieta, pero jamás se me paso por la mente de que intentara revolcarse con los miembros del circo.

Morgan era como el Zeus de este olimpo.

Luego de que hablara con Chaniel un rato más, él decidió volver a su habitación para despejar su mente. Y noté algo realmente extraño, y es que Chaniel en vez de ponerse celoso de Morgan por haberse besado con Annie de tal forma, en realidad se desanimó y se decía así mismo que tal vez no era suficiente para nadie. Era muy depresivo de su parte, irónico al ser un payaso, el causante de muchas sonrisas. Pero una careta de alegría no podía disfrazar su dolor aquella noche. Podía volver a tener su rostro alegre, pero aún su corazón seguía llorando por el impacto.

Morgan tenía cero empatía, estaba más que obvio que Chaniel siente algo fuerte por Annie, pero él aún así no logró controlar sus hormonas alborotadas.

Alguien debía colocar a Morgan en su estúpido lugar y enseñarle que todo tiene un límite. Y yo haré que ese idiota lo haga. Primero por meterse con Chaniel y segundo por dejarme a medias a mí.

Sí ¿vale? No puedo olvidar como me dejó calenturienta.

En estos momentos estaba con María, Zazel, Annie y Jules acomodando las jaulas para la mercancía del evento La Élite. Las personas que recolectaron ayer, la mitad de ellas serán vendidas en el evento de la semana y la otra mitad, la mejor –según ellos– será resguardada aquí, bajo el cargo de los enmascarados.

Terminé de acomodar la última jaula y comencé a oír la conversación que tenían María y Annie a escondidas. Ambas se encontraban sentadas en una esquina de la habitación.

—Chaniel a estado comportándose muy extraño hoy—confesó Annie armando su arma.

—¿Por qué lo dices?—cuestiona María.

—Chaniel todas las mañanas siempre viene a fastidiar mi existencia diciendo chistes malos cuando estoy dormida, pero hoy no lo encontré en mi habitación, y cuando lo vi ensayando en el circo esta mañana, ni siquiera me dirigió la mirada.

—Es extraño, ya que... Hablamos de Chaniel, él fastidia la existencia de todos cada tres segundos—dice obvia María.

Annie resopla con el entrecejo hundido y le dispara a la caja que Zazel cargaba para llevarla al clóset.

—Ah.... Se cayó... Que lastima—murmura la peli plata dejándola en el suelo y yendo a sentarse en otro rincón de la habitación para fumar.

Vuelvo a prestarle atención a la conversación de Annie y María.

—¿Crees qué se enteró de lo de Morgan?—consultó la mujer de la cuerda floja y su amiga le puso más balas a su arma.

—Pero, ¿Por qué se enojaría por eso?—pronuncia Annie disparándole a un maniquí que estaba del otro extremo de la habitación.

—Oh vamos, An. Para nadie es un secreto que a Chaniel le gustas—replica María y la nombrada se queda observando fijamente el maniquí agujereado.

—Pero es Chaniel, siempre hemos sido amigos. No creo que sea eso. De seguro es otra cosa—se intenta convencer.

—Dios An, ¿Es qué no lo ves? Está celoso—reprocha la contraria y luego se acercó más a su amiga para decirle algo en tono más confidencial—¿Acaso no te gusta ni un poquito?

—Es mi mejor amigo—replica Annie.

—Y Morgan es tu superior, y no lo pensaste dos veces al casi tirartelo—demanda la azabache y Annie le cubre la boca con las dos manos.

The Circus of the Forest  [Bilogía Circus #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora