Capítulo 19. A flor de piel

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Bien, vamos a intentar una cosa, ya casi voy para dos años con este fic ¿Ven? Por eso no hago historias largas. En fin, como ya solo faltan unos 8 capítulos, voy a intentar ("intentar" porque mis intentos pueden quedar en desaparecer otro mes) Subir dos capítulos cada lunes, para así acabar antes de que acabe agosto que vuelve la serie, si la próxima semana no hay nada, creo que no debería sorprender a nadie dado mi historial del que son testigos quienes la han seguido desde el principio, sin más que decir, que lo disfruten.

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La nueva mascota de la capitana fue la sensación en el equipo, pues el pequeño animal no se despegaba de ella, incluso si alguien intentaba cargarlo, simplemente se ponía a llorar, enterrando sus garritas en la rubia.

Kara en cambio estaba encantada y le gustaba tener a la pequeña criatura sobre sus hombros o cabeza mientras caminaban en la selva. Cuando llegó la hora de hacer otra parada, el biólogo puso manos a la obra; tomó un envase de vidrio de las cosas que usan para laboratorio y un gotero, al cual le hizo una perforación en la punta de goma y después le hizo un agujero a la tapa de metal del envase dónde adirió la parte superior del gotero. Más noche y con el calor del fuego Mike hizo de una mezcla de agua, hierbas y otros nutrientes que encontró para hacer una bebida que vertió en el frasco, entregándole el biberón improvisado a la capitana.

Zor-El acurrucó a Streaky en sus brazos y le dió comer con una experiencia maternal que dejaba la equipo muy descolocado, más a la señorita Luthor que se convirtió en una madrasta a los ojos de su guía desde el momento que ese gato subió a su hombro, sentada a su lado, la joven científica solo podía mirar como la pequeña bola de pelo amarilla era alimentada por la exmilitar.

-¿No es lindo, Lena?- le pregunta sin mirarla-. Aww es como si pudiera amantarlo.

-No no puedes- dice Luthor inmediatamente.

-Oye Lena- la voz de Sam la distrae-. ¿Quieres dar una vuelta conmigo?

La joven científica acepta y se aleja de Kara que sigue ensimismada con el animal, ya le hacía falta un tiempo con su mejor amiga. La doctora se aleja un poco hasta que están detrás de las tiendas, toman siento y le ofrece a su amiga una taza de agua y uno de los chiles que comieron la otra vez.

-¿Por qué tienes esto?- pregunta Lena tomándolo.

-Aquí no hay alcohol, además, me di cuenta que mordiendo una pequeña parte por un trago agua no pega tan fuerte y relaja el cuerpo, como toda droga.

Sam le da un pequeño mordisco a su propio chile y después toma un sorbo de su botella de agua, la joven científica duda un poco, pero si, desearía beber algo y esto es lo más cercano que tiene, así que imita a la doctora. En efecto, con una mordida de inmediato siente el cuerpo más ligero, toma el trago de agua de la taza, y la sensación casi desaparece, aunque le hormiguean los dedos.

-Tienes razón, es como el alcohol ¿Cómo aprendiste esto?

-Un largo proceso de aprendizaje en mi tienda, tuve noches muy locas, pero, no te preocupes, chequé su información nutrimental y es relativamente seguro, con uno tú tendrás suficiente- explica a lo que su amiga asiente dándole otro pequeño mordisco y tomando más agua-. Ahora dime ¿Que ha estado pasando por tu cabeza?

Lena decide abrirse y contarle todo a Sam desde que conoció a Kara, cada pequeño detalle que le fue robando el corazón y la doctora escuchó atentamente sin interrumpir, mientras el problemático fruto iba desapareciendo en sus dedos.

-¡Vaya! Ya sabía yo que esos ruidos en la mañana no eran de un animal.

-¡Lo sé!- dice Lena en voz alta-. Fue increíble, nunca había tenido sexo tan sucio y espontaneo, pero justo después me dijo que odia a los niños ¿Cómo se supone que lo tome?

La expedición a KryptonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora