TERMINADA
-Liam Harrison- Había dicho ese hombre en un hilo de voz suave y relajado.
Escucharlo me dejó estática, había reconocido su voz en el fondo de mi interior, más no podía encontrar un rostro conocido, era extraño lo que sentía. Me erguí y le...
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LAYLA EVEER.
Los días que le siguieron, después de descubrir que había estado embarazada, habían sido una verdadera tortura, pero intentaba mantener concentrada en la organización de mi boda. Margaret estuvo viniendo a la casa de Los Hamptons cada vez que se lo pedía, y me ayudaba a elegir las opciones adecuadas para la decoración de la boda, así como los centros de mesas que pondríamos. Planear mi boda era lo mejor que podía hacer para olvidarme de los recuerdos junto a Liam, esos que me abrumaban y me devolvían al un pasado que quería mantener ahí, en ese sitio, en ese lapso de tiempo, solo para disfrutar con más tranquilidad el proceso antes de la boda.
Justo entonces, un día antes de nuestra retorno a Londres, Nina me había invitado al bautizo de su pequeño angelito, su hija no solo sería bautizada, cumpliría un año de nacida y también le festejaría su primera año de vida.
No pude negarme a acompañarla, así que en compañía de Aarón, ahí estaba frente a Nina. La mujer estaba radiante como un diamante, su cabello rosa caía en finas ondas sobre su espalda, casi como una cascada y lucía un vestido beige que contrastaba con su cabello y el vestido blanco aperlado y pomposo de su hija.
—¡Layla! Me alegra que hayas podido venir— Me dijo, con un brazo me abrazó suavemente, mientras cargaba a la niña con su otro brazo. Pronto se fijó en Aarón y le sonrió con amabilidad. —Ya entiendo porque mi mejor amiga ha aceptado la propuesta de matrimonio.
Mejor amiga.
Sonreí por eso, nunca nadie antes me había llamado así, ni siquiera Konny, y me hacía sentir especial.
—Bueno, entonces tuve demasiada suerte— Le comentó, observando con curiosidad a la niña pelinegra sobre los brazos de ella. —Hola, pequeña.
—Hotaaa— Dijo, casi como un balbuceo, entonces, cuando Aarón acercó su mano hacia ella, la niña le tomó el dedo y lo detalló con una curiosidad tierna e ingenua.
—Abby, deja en paz a tu tío— Fue gratificante escuchar ese adjetivo, ya lo consideraba familia de ella y me gustaba la idea de compartir una amistad de ese estilo con ella. —Perdón, Aarón, Abigail tiene un serio problema con los dedos.
—No me molesta para nada. ¿Puedo cargarla?
Nina no se negó a ello, se la entregó gustosa y entendí su rapidez al aceptar. Estaba agotada, lo veía en sus ojos, pero incluso así, se veía el amor que tenía por su hija. Por otro lado, Aarón, mientras mecía a Abby entre sus brazos me hizo estremecerme. Se le notaba la facilidad para congeniar con niños, le gustaba la idea de tener hijos y no necesitaba decírmelo para entenderlo, pero solo pensar en eso me hacía sentir escalofríos. Quería hijos, claro que sí, solo que no sabía si podría tenerlos después del aborto que tuve.
Suspiré profundo, mientras lo veía. Entonces, Nina llamó mi atención.
—Lo he invitado— Susurró, un poco apenada. —a Liam...
