TERMINADA
-Liam Harrison- Había dicho ese hombre en un hilo de voz suave y relajado.
Escucharlo me dejó estática, había reconocido su voz en el fondo de mi interior, más no podía encontrar un rostro conocido, era extraño lo que sentía. Me erguí y le...
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(05/02/2017)
La soledad en ese enorme apartamento me exasperaba tanto, y mi ansiedad afloraba con cada segundo que pasaba ahí, sola, sin nada que hacer para evitar resentir a mi amiga la soledad. Para matar tiempo me dispuse a ver una película, pero minutos después la apagué y decidí entrar a la cocina en busca de algo que pudiera calmar la odiosa ansiedad que comenzaba a sentir. Lo primero que vi fue una barra de pan integral, corte un par de pedazos y luego saque la crema, el queso, el jamón y todo lo necesario para hacerme un sándwich. Y justo cuando estuvo listo para ser devorado, el elevador-puerta se abrió de repente, mostrándome a un Liam Harrison despeinado, con un cigarrillo en mano y la ropa desaliñada.
Lo vi con más atención, dándome cuenta de que llevaba una herida en su mejilla. Dejé el sándwich y me acerqué a él, con la curiosidad por delante.
-Quítate- Espetó, y cuando intenté tocar la herida en su rostro, él solo me manoteó y me hizo a un lado.
-¿Qué no ves que quiero ayudarte? Vienes hecho mierda- Le hice ver, él ladeó la cabeza como diciendo "¿A sí? No lo sabía".
-No la necesito.
-Sí la necesitas...
-No
-Sí
Me volví a acercar, entonces, le tomé la cara con firmeza, provocando que gruñese de dolor.
-Necesitas curarte esa herida o se infectará.- Volví a hablar, penetrando mi mirada en la suya. -Mira, es cierto que tú ni yo nos conocemos de nada, que solo fuimos un polvo más en la vida del otro, pero hay algo que debo reconocer y es que me cuidaste y me ayudaste en mi peor momento, así que lo único que espero es que me permitas curar tus heridas.
Liam, con su irresistible rostro endemoniado, se acercó hasta quedar a roces de mis labios. Por un momento pensé que me escupiría alguna palabra grotesca u ofensiva, pero lo que hizo después me tomó por sorpresa. Sus labios arremetieron contra los míos con un hambre feroz y una pasión tan ferviente que me hizo temblar. Poco a poco mis manos en su rostro se deslizaron hasta su cuello, para darme estabilidad mientras me besaba como si no hubiese un mañana.
Liam no se detuvo ahí, llevó sus manos a mis caderas, me impulsó hacia arriba y yo enrollé mis piernas sobre las suyas, apretujándome a su cuerpo de una manera más íntima. Sin detener el ritmo de sus labios sobre los míos me llevó hasta la sala de estar y me dejó sobre el sofá, para después deshacerse de su camisa y permitirme apreciar la sensualidad de su torso desnudo, con uno que otro tatuaje en su piel. Me permití tocarlo hasta deslizar mis manos a la hebilla de su cinturón y sacarlo, para después desabotonar el pantalón y dejarlo en pleno bóxer. Liam no perdió tiempo, se abalanzó sobre mí, tomando mi cuello con un poco de fuerza y ondeando sus caderas sobre mi entrepierna. Una de sus manos se deslizó por mi cuerpo hasta el dobladillo del vestido que llevaba puesto y lo alzó para desnudarme a sus ojos, dejando solo la ropa interior.
