Y al final, todo eso que juramos que
no nos pasaría nos terminó alcanzando
y distanciando al mismo tiempo.(11/04/2017)
LIAM HARRISON.
—Layla se irá conmigo a Londres, no más aventuras, no más distracciones.
Sus palabras fueron balas impactando contra mi pecho de una manera violenta y desesperante y de no haber sido porque la puerta se abrió un instante después de escucharla decir eso, quizás habría refutado contra lo dicho, pero la irrupción robó toda mi atención.
Dirigí una mirada fulminante hacia Oswald, uno de los muchos escoltas encargados de proteger el hospital y, por ende, a Layla. Su distracción había permitido que dos desconocidos irrumpieran en la habitación de Layla como si les perteneciera.
Mis ojos se posaron en la pareja recién llegada. La mujer, de cabello castaño y ojos marrones, era esbelta y alta, aunque no tanto como su compañero. Este último, pelinegro de ojos pardos, irradiaba una presencia imponente, como si estuviera acostumbrado a dominar cualquier situación en la que se encontrara.
—¡Dios mío!— Exclamó la chica, al percatarse del estado de Layla.
Ella se precipitó hacia la camilla donde Layla yacía inmóvil. Su preocupación se reflejaba en su expresión, al verla ahí, convaleciente y sin capacidad para respirar por sí misma.
Mientras tanto, el hombre que la acompañaba permaneció en silencio bajo el umbral de la puerta. Con una expresión impasible y gélida, observaba a Anna Rayne con una intensidad penetrante, como si cada mirada fuera un juicio implacable que la condenaba sin remedio. El desdén marcado en sus ojos era palpable, un desprecio que no se molestaba en ocultar, como si la mera existencia de Anna fuera una afrenta a su propio ser.
—Al parecer tú no conoces la vergüenza— Soltó, cínicamente. Se cruzó de brazos y se recargó sobre el umbral, sin perderla de vista. —¿Qué haces aquí?
—¿Disculpa? ¿Quién eres tú para hablarme de esa manera?
—Es verdad— Asintió una sola vez, serio, pero con esa pizca de desprecio en cada pequeño gesto que le dirigía a la rubia. —...Layla nunca tuvo el placer de presentarnos y no hacía falta que lo hiciera, pero para ti, soy el único que quiso apoyarla, cuando la dejaste tirada a su suerte.
Mientras observaba en silencio la escena que se desarrollaba frente a mí, pude percibir cómo las palabras del hombre habían tomado completamente desprevenida a Anna. Su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y vulnerabilidad, como si hubiera sido golpeada por un viento gélido en pleno verano. Sin embargo, esa brecha de incertidumbre en su expresión duró apenas un par de segundos, como si fuera una grieta en un muro de acero que se cerró rápidamente. En un abrir y cerrar de ojos, volvió a adoptar la apariencia de una mujer fuerte, implacable e inalcanzable, como si nada pudiera perturbar su fachada de determinación.
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Sweet Agony (+21) (Broken Heart I)
ChickLitTERMINADA -Liam Harrison- Había dicho ese hombre en un hilo de voz suave y relajado. Escucharlo me dejó estática, había reconocido su voz en el fondo de mi interior, más no podía encontrar un rostro conocido, era extraño lo que sentía. Me erguí y le...