Tarde o temprano a todos
nos alcanza el amor
o el karma, pero a veces llegan
en el mismo paquete.-Joaquín Sabina
Cuánto luche, cuántas veces me escondí como un maldito conejillo acechada por un depredador feroz y todo eso, para que de la noche a la mañana, él volviera a mi vida y me robara la oportunidad de volver a encontrar la luz que me robó.
Mi corazón palpitó desbocado, por otro lado, mi cuerpo era como si fuese gelatina, estaba temblorosa de solo tenerlo a centímetros de mí y, entonces, ni siquiera importó la llamada de mi tío Benjamín, cuando lo único que podía hacer, era pensar en el temor que él me infringía.
Me escabullí entre las estrechas filas de asientos, arrastrando conmigo mi maleta de mano, cuyo peso parecía multiplicarse por la ansiedad que latía en mi pecho. La voz de la sobrecargo me instaba a regresar a mi asiento, a obedecer las normas de seguridad y prepararnos para el despegue inminente. Pero cada fibra de mi ser se negaba a obedecer, pues la sola idea de permanecer cerca de él, en el asiento contiguo al mío, me llenaba de un pánico visceral.
No podía permitir que él volviera a entrometerse en mi vida, a sembrar el caos y la destrucción que había causado en el pasado. Así que, con determinación férrea, empujé a la sobrecargo a un lado y me lancé hacia adelante, abriéndome paso entre los pasajeros que aún buscaban sus asientos o acomodaban sus pertenencias en los compartimentos superiores.
Cada paso que daba era una carrera frenética hacia la libertad, hacia la seguridad que creía encontrar fuera de aquel avión. Pero incluso en mi escape desesperado, no podía evitar que los recuerdos me asaltaran, como sombras voraces que amenazaban con devorarme entera.
La imagen de él volvió a mí con una intensidad abrumadora, envolviéndome en un torbellino de emociones contradictorias. Mis ojos, traicioneros, se llenaron de lágrimas, revelando la angustia que me consumía por dentro. Él, el maldito obsesionado que se empeñaba en seguir apareciendo en mi vida, como un espectro del pasado que se negaba a desaparecer.
Finalmente, logré salir del aeropuerto y me vi inmersa en la cacofonía del mundo exterior, donde el bullicio de la ciudad parecía ofrecer un consuelo efímero. Busqué frenéticamente un taxi que me llevara lejos de allí, de vuelta a la seguridad de mi nuevo hogar, pero en medio de mi búsqueda, lo encontré a él.
Su presencia era como un imán que me atraía irremediablemente hacia él, a pesar de todo lo que había jurado evitar. Y él, con una expresión de angustia y preocupación en el rostro, se abalanzó hacia mí, como si temiera perderme para siempre.
En sus brazos, me sentí vulnerable y protegida al mismo tiempo, como si fuera el único refugio posible en medio de la tormenta que azotaba mi alma. Le rogué, con voz entrecortada por la exasperación y el miedo, que nos marcháramos de allí cuanto antes, sin siquiera detenerme a explicarle el motivo de mi desesperación.
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Sweet Agony (+21) (Broken Heart I)
Chick-LitTERMINADA -Liam Harrison- Había dicho ese hombre en un hilo de voz suave y relajado. Escucharlo me dejó estática, había reconocido su voz en el fondo de mi interior, más no podía encontrar un rostro conocido, era extraño lo que sentía. Me erguí y le...