Un ángel en Lovedtale

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Aurora se dirijía alegremente al hogar de la diosa de la guerra para un partido de ajedrez cuando una de las nubes se disipa haciendola caer por una de las grietas dimensionales que la teletransportaron al patio de los Dreemurr y por desgracia justo encima del pequeño Chariel.

- ¡Quítate me estás lasti...-  Pero la rabieta del niño logra ser detenida al contemplar que aquella chiquilla se hayaba inconciente, posiblemente por la caída. - Pff, vaya que los humanos no aguantan -

Con ese comentario se levanta del lugar para conseguir algunas cosas y lograr despertar a la extraña que acababa de llegar a su casa, después de todo no podía dañarla estando inconciente, ¿a que persona se le ocurriría hacer algo así?, tal vez aveces podría llegar a ser cruel pero no a ese punto, su padre se había empeñaba a siempre mostrar un lado compasivo hacia los más indefenso, aunque a esa niña seguramente se le haya ocurrido meterse por el techo a robar. Ese tipo de pensamiento si llego a molestar lo así que con botella en mano, la abrió y vertió un poco de agua helada sobre la cara de la albina que no tardó en despertar asustada de aquel líquido que impacto en su cara.

- ¡Yo no me tomé tu café! -

- ¿Que? -

- ¿Que de que? -

¿Acaso esa mocosa lo estaba retando?, ¿que no se da cuenta de que ella es el intruso que debe de dar explicaciones? ¿o quizá nadie le enseño que era algo malo entrar a casas agenas?, eso explicaría el por qué lo mira tan despreocupada al ser descubierta.

- ¿Por qué estabas arriba de mi casa? -

- No, no, te equivocas, yo estaba en Reapertale -

- ¿Reaper que? -

- Ya sabes, el lugar que tiene los más hermosos amaneceres - la pequeña se cubre los ojos protegiéndose de la luz que solo empeoraba el dolor de cabeza que le causó la caída, las descargas eléctricas que pasaron por su cuerpo al entrar a esa rara grieta la dejaron inconciente mucho antes de tocar el suelo, si tan sólo supiera que hace unos momentos le cayó encima a ese niño, no estaría hablandole tan tranquilamente por culpa del miedo al contacto con los extraños, pero por que sentía esa extraña tranquilidad a un cuando el chico puso la botella de agua helada en su frente para amenizar el dolor, seguramente es por qué la estaba ayudando, si debe de ser por eso. - tan cálido como los abrazo en navidad de las personas que amas, un suelo formado por esponjosas nubes que hasta ganas dan de morderlas, aunque eso es una mala idea, me acabo de caer de una... ¡Ah! y es donde viven los dioses -

- Entonces... vienes del paraíso? -

- Creo que se le dice Olimpo pero ah de ser lo mismo, un día deberías de venir a ver... ¡Frío! ¡Frío! ¡Frío! -

- ¡Deja!, Quién te manda a caer del cielo -

La albina agita sus brazos incómoda, causando le algo de gracia al niño, parece que el golpe la había dejado mal de la cabeza pero si ella estaba diciendo la verdad, ¿eso la convertía en un Dios? pero que rayos estaba haciendo un Dios en su casa, el no había pedido nada o era uno de esos extraños angeles de la guarda que había mencionado su abuela que protegían a los humanos y tal vez... a los monstruos también.

El "ángel" aprovecho la distracción del de cabello bicolor para quitarle la botella que estaba demasiado fría, ya fue bastante con el agua que le habían tirado hace unos minutos, su vista se enfoco en el accesorio que portaba el contrario, le pareció tierno que el niño portará un moño, entonces su intuición no le falló y el extraño era alguien de buen corazón.

- Lindo moño, es rojo, me gusta ver el rojo, es como la sangre a un que mi hermano dice que esa es carmín, es curioso, es el color que siempre me falta a mi -

- Que bueno que no te metí a la casa -

- je je tranquilo, no puedo dañar a un ser vivo pero eres muy considerado Pretty Star, me ayudaste sin saberlo -

- ¿Cómo me llamaste? -

- Hmm es que tus ojos me recuerdan a las estrellas -

- ... Chariel, dime Chariel... eres rara -

- No soy rara, soy Aurora -

- ¿Y crees que eso explica todo? -

- ¡Si! -

El joven Dreemurr desconfiado, le jala las mejillas por la falta de lógica en las palabras que tiene la niña, recibiendo la misma acción por la parte contraria como defensa, siendo detenidos por el grito de Chara que le hablaba a su hijo desde dentro de la casa para que fuera a comer y dejará de jugar con el amigo imaginario con el que estaba discutiendo.

- ¡Pero si es de verdad, ven a ver la! -

- ¡Ah! ¡No puede!, Debo irme, lo siento -

Aurora chasquea los dedos y desaparece inconforme del último gesto que miro en su nuevo amigo.

Disgusto, molestia e incapacidad sentía Chariel, a final de cuentas no logro sacarle información a esa niña y su madre lo dará por loco ahora, ni siquiera un gracias le pudieron dar, a la otra la dejaría tirada si un momento así se volvía a presentar.

- Si así son todos los angeles, espero no volver a encontrarme con uno -

Odisea de CharielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora