Capítulo Ocho

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MIA DONNET

Un día antes de la boda.

Estaba durmiendo tranquilamente, pero esa tranquilidad duró poco cuando escuche murmullos y lo próximo que supe era que tenía a dos personas sobre mi.

- ¡Auch! -Me queje adormilada y escuche dos risas.

- ¡Levántate perezosa! -El peso disminuyó, me senté en mi cama perezosamente con el cabello revuelto y los ojos casi cerrados, mire la hora en mi reloj y vi que eran las siete de la mañana.

¿Quién carajosme levanta a esta hora? Ha si, esas dos.

-Sara es temprano así que vete y déjame dormir. - Me volví a acostar en mi cama y me tape de nuevo, pero Sara me quito mi cobija.

-Vamos Mia levántate. - se dirigió a mi armario.

- ¿Por qué?-me queje.

-Porque si, ahora levanta tu trasero de esa cama.

Suspire frustrada,¿Qué hacia aquí tan temprano?

- ¿Sara Williams levantada tan temprano? eso debe ser obra del espíritu santo. -Me burle mientras me sentaba en mi cómoda cama.

Ella rodó los ojos mientras seguía buscando no se que en mi armario.

-Alabado sea el señor. -Exclamó Emma lanzándose a mi lado.

- ¿De nuevo te levantaron a la fuerza?-Pregunte con una sonrisa burlesca.

-Si es así corre, porque cuando la despiertan ella quiere matar a todo el mundo.

-Eso es novedad.-Asegure ganándome una mala mirada de Sara

-Cierto-Chasqueo los dedos- debieron llamarla Sara mata a todos Williams

Nos sacó la lengua a ambas y comenzamos a reír.

-Déjense de tonterías y apresúrate a cambiarte Mia, tenemos muchas cosas que hacer. -Sara dejo de esculcar mi ropa y se dio la vuelta para mirarme con los brazos en las caderas.

-No puedes esperar un poco más. -Ella negó con la cabeza y a mi lado Emma ya se había metido bajo mis cobijas.

-Huele a lavanda -Comento acurrucándose más en mis cobijas.

Sara ignoro el hecho de que Emma estaba regodeándose en mis cobijas y tiro de mi para levantarme.

-Vamos Mia a ducharte. -Me dio un empujón para que empezará a caminar, refunfuñando pase por su lado trayendo conmigo la ropa que había elegido.

-Y pensé que Emma era peor que mi madre. -Murmure ganándome un golpe.

-Grosera. -Dije mientras me adentraba al baño, me di una ducha corta y me vestí ahí mismo.

Era una blusa blanca con las mangas largas y hombros caídos, unos vaqueros y unos tacones beige, deje que mi cabello se secara naturalmente me puse un poco de rubor y salí del cuarto de baño.

Emma y Sara estaban sentadas en la mesa que tiene mi balcón con comida ya servida, me dirigí hacia ellas y me senté en el único lugar libre.

La vista era hermosa. El gran jardín que teníamos adornando al rededor de la casa se miraba hermoso. Los autos de mi padre estacionados al rededor de la fuente le daba un toque más glamoroso y la vista de toda la ciudad de Nueva York era de lo más hermoso, el cielo estaba de un tono celeste y el sol apenas nos daba.

Vivir en la residencia más lujosa de Nueva York tenía sus ventajas.

-Entonces, ¿Qué es lo que tenemos que hacer hoy? -Pregunte tomando algunas frutas picadas de la enorme charola, me serví jugo de naranja y tomé algunos panqueques.

Escapando Del MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora