LESLIE O’CONNOR
—¿Estás seguro que este es el lugar? —Pregunto
—Sí.
Caminamos hasta llegar a la enorme fila que había para entrar al club
—Este club es uno de los más reconocidos —Murmuró Matthew observando a su alrededor.
—Y en el que Logan se está ahogando en su miseria.
Murmure.
Desde que se entero de lo de Emma desapareció como por arte de magia, si algo odia el más que los abrazos son las mentiras y ella le mintió, pero lo que más le duele es que en todo su tiempo de relación jamás se lo dijo, Matthew apenas dio con su ubicación de ese tarados y por su culpa estoy a las cuatro de la mañana, en pijama buscándolos.
—Ven vamos hasta el principio.
Un guardia estaba al inicio de la fila y por más que intentamos convencerlo para que nos dejara entrar no quería.
—Debe esperar como el resto de las personas
—¿Usted me cree como el resto de las personas?—Solté enfadada —Necesito buscar a mi hermano que probablemente ya le haya dado un coma etílico.
—No me interesa señorita. Al final de la fila.
—Hijo de…
Antes de terminar mi insulto alguien hablo.
—Déjalos entrar —Mia llego al lado del guardia y fruncí el ceño.
Me Gire hacia Matthew que se le quedó mirando embobado.
—No sin autorización de su padre —Un segundo.
¿¡Su padre?!
¡Ella era una Donnet!
Jamás pensé que una Donnet fuera tan amable, tenía una perspectiva de los Donnet muy diferente.
—Ya has escuchado a mi hija —Un señor de unos treinta años se posiciono al lado de Mia —Déjalos entrar.
Sus ojos eran iguales a los de Mia, igual que el cabello y algunos rasgos de la cara.
—Si señor.
—Desde ahora también obedecerás mis órdenes —Exclamó —Cumple la petición si quieres seguir conservando tu trabajo.
Jamás la había escuchado hablar así de fría, sin esa sonrisa suya que la caracterizaba, esa no era la Mia que conocía.
Mire por sobre mi hombro, como Matthew fruncía el ceño sin entender su actitud pero mirándola comprensivo.
La mirada de ambos choco y por más que golpeara el brazo de Matthew no se quitaban la mirada.
—Vámonos Mia —Apartó la mirada de Matthew y comenzó a caminar con su padre sin voltear atrás.
—Vamos Les —Murmuró con voz baja sin dejar de verla.
—Cuidado con la puerta —Murmure pero ya era demasiado tarde su cabeza choco con ella.
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Escapando Del Matrimonio
RomanceTeníamos dos cartas sobre la mesa y solo podíamos escoger una, La primera hacer feliz a los de más y la segunda era darnos felicidad a nosotras, sin duda una respuesta difícil más cuando estás acostumbrado a hacer lo que otros dicen solo por complac...